Mientras el gobierno presume certeza y estabilidad para los trabajadores del sector salud, muchos de ellos denuncian afectaciones reales: ahorros mínimos en FONAC, prestaciones diferidas y una transición forzada al modelo IMSS-Bienestar que nunca fue consultada. “Nadie nos preguntó”, señalan.

Puebla de Zaragoza, Pue.- A más de un año del arranque formal del modelo IMSS-Bienestar como nuevo patrón de los trabajadores de salud en México, el discurso oficial insiste en que la transición no ha perjudicado a la base laboral. Sin embargo, los hechos que acompañaron la reciente liquidación del 36º Ciclo del FONAC revelan otra cosa: prestaciones mínimas, incertidumbre en pagos y una percepción creciente de despojo silencioso.

El Fondo de Ahorro Capitalizable de los Trabajadores de la Secretaría de Salud (FONAC) es uno de los mecanismos que históricamente daban certidumbre a los trabajadores de base. Se alimenta de aportaciones del propio trabajador, del Gobierno Federal, del 25% de las cuotas sindicales y de rendimientos por intereses. Sin embargo, tras la migración al nuevo modelo, muchos participantes reportan montos de liquidación apenas superiores al ahorro individual. "Si junté casi nueve mil pesos, y me entregan veinticuatro, ¿dónde están los demás incentivos?", cuestiona una enfermera con 15 años de servicio. Otros señalan haber recibido menos de lo proyectado o fuera de los plazos establecidos.

Las fechas de pago, que antes se realizaban con regularidad en la primera quincena de agosto, han comenzado a retrasarse sin explicación oficial clara. Lo mismo ocurre con otras prestaciones como la prima vacacional o los pagos trimestrales extraordinarios. En vez de fortalecerse, la certidumbre laboral parece diluirse bajo el nuevo régimen.

Pero más allá de los números, hay una herida política que no ha cerrado: la ausencia de consulta. "Nosotros nunca quisimos emigrar a IMSS-Bienestar. Nadie nos preguntó, y ahora nos afecta nuevamente", expresan trabajadores en diversos estados. Esa afirmación no solo refleja descontento: evidencia una ruptura de legitimidad. A diferencia de otros procesos de reestructuración, la transición no contempló mecanismos participativos. El modelo se impuso como un paquete cerrado: o se aceptaba, o se quedaba fuera.

El discurso oficial insiste en que no ha habido afectaciones. Que los derechos se respetan, que los pagos fluyen, que el ahorro es seguro. Pero desde abajo, la respuesta es otra: "¿Entonces por qué nuestros rendimientos son tan bajos, por qué los pagos no llegan, por qué no tenemos claridad?". Esa contradicción erosiona la credibilidad institucional y alimenta una narrativa de simulación.

El caso del 36º ciclo del FONAC es solo un síntoma. La transición a IMSS-Bienestar no es solo un cambio de patrón administrativo: es una transformación del modelo laboral en salud, una que avanza sin el consentimiento ni la convicción de quienes la sostienen día a día. Por eso la frase se repite en pasillos, reuniones y mensajes privados: "Nunca quisimos emigrar".

Este lunes 4 de agosto, el Secretario General Julio Alfredo García encabezará lo que ha denominado un “ejercicio de comunicación”. La expectativa entre los afiliados del SNTSA Sección 25 no es menor: las preguntas se han acumulado, las respuestas han sido escasas. Queda por verse si este encuentro será un verdadero diálogo o solo otro intento de administrar el descontento.