📉 La pregunta no es cuánto confían los ciudadanos en su presidenta, sino cuánto confían en su propio futuro. Claudia Sheinbaum arrastra altos niveles de aprobación, pero los datos de Confianza del Consumidor narran otra historia: desde que Sheinbaum asumió la presidencia, el consumo en los hogares cayó y no se ha recuperado.
Mexconomy / Región Global — La presidenta Claudia Sheinbaum llega a su primer año con niveles de aprobación superiores al 60% (reales). Es, según las encuestas, una mandataria querida. Pero hay otro indicador que no sonríe: el consumo. Desde que asumió el poder en octubre de 2024, el Indicador de Confianza del Consumidor (ICC) —publicado por INEGI y Banxico— no ha dejado de bajar, marcando una desconexión cada vez más evidente entre la narrativa del bienestar y la economía percibida por millones de familias.
En octubre de 2024, el ICC alcanzó su nivel más alto en más de un año: 49.2 puntos. Fue un momento de entusiasmo post-electoral. Pero a partir de ese mes, la confianza de los consumidores se desplomó en picada durante seis meses consecutivos, tocando fondo en abril de 2025 con apenas 45.4 puntos. Aunque desde entonces ha habido una leve recuperación —en julio se situó en 45.9 puntos—, el indicador sigue por debajo del promedio anual (46.7) y muy lejos del nivel que marcó el arranque del sexenio.
El gobierno ha insistido en que el poder adquisitivo está en recuperación, gracias a aumentos en el salario mínimo y al abatimiento de la pobreza multidimensional. Pero los hogares no parecen compartir ese entusiasmo. La confianza para comprar, planear o incluso ahorrar sigue deteriorada. El dato más revelador: en julio de 2025, la confianza fue 1.2 puntos menor que en julio del año anterior. Es decir: menos optimismo, pese a más salario.
Entre octubre 2024 y abril 2025, el desplome fue sistemático. En ese lapso, todos los subindicadores del ICC —excepto la posibilidad de comprar bienes durables— cayeron. La situación económica esperada del país cayó 3.9 puntos anuales en julio. La confianza en el empleo en los próximos 12 meses también bajó 3.9 puntos. Incluso la percepción sobre la situación actual del país es inferior a la de hace un año.
La paradoja es clara: sube el salario real, baja la disposición a consumir. Si hay más ingresos, ¿por qué hay menos gasto?
En julio de 2025, algunos indicadores mensuales mejoraron, especialmente aquellos relacionados con el consumo inmediato:
- +2.5 puntos en la posibilidad de adquirir bienes durables.
- +3.5 puntos en compra de ropa, alimentos y calzado.
- +1.8 puntos en posibilidades económicas de vacacionar.
Pero esos avances no alcanzan a revertir el deterioro de mediano plazo. La mayoría de las expectativas a futuro retrocedieron en julio. Esto indica un perfil de consumo cauteloso: se gasta en lo inmediato, pero no se planifica ni se invierte.
Indicadores como la intención de comprar auto (15.3 puntos) o remodelar vivienda (20.2 puntos) permanecen en niveles históricamente bajos. Tampoco mejora la capacidad percibida de ahorro, ni la expectativa de estabilidad de precios. La inflación, aunque contenida en los números oficiales, no convence en la experiencia cotidiana.
El alto respaldo político no ha logrado traducirse en mayor seguridad económica. La caída sostenida del ICC desde octubre de 2024 no puede desligarse del inicio de esta administración. La narrativa oficial sostiene que hay avances sociales y recuperación del ingreso, pero los datos oficiales de INEGI dicen lo contrario: las familias no se sienten más confiadas.
Aunque la presidenta Sheinbaum mantiene un respaldo popular firme, el consumo cayó desde su llegada y aún no se recupera. El Indicador de Confianza del Consumidor expone una realidad distinta a la que presume el discurso oficial: más salario no ha traído más optimismo; menos pobreza no ha impulsado el consumo. A diez meses del nuevo sexenio, el entusiasmo inicial se ha diluido en la economía cotidiana.
La pregunta, a partir de aquí, no es cuánto confían los ciudadanos en su presidenta. Es cuánto confían en su propio futuro.
Desde que Claudia Sheinbaum asumió la presidencia en octubre de 2024, el Indicador de Confianza del Consumidor ha caído de 49.2 a 45.4 puntos en abril de 2025, sin lograr recuperarse plenamente. Aunque en julio se observó un ligero repunte hasta 45.9, la mayoría de los subindicadores siguen deteriorados. La confianza en la situación económica futura del país, el empleo y la estabilidad económica ha disminuido en comparación con el año anterior. Mientras el salario mínimo ha aumentado y se presume una reducción en la pobreza, los hogares mantienen una actitud cautelosa: consumen en lo inmediato, pero no planean ni ahorran. La confianza para comprar bienes duraderos, adquirir autos o remodelar viviendas permanece en niveles bajos. La desconexión entre el respaldo político de la presidenta y la percepción económica de las familias revela una paradoja: más ingreso no se ha traducido en más confianza ni en mayor gasto.
Nota: Esta serie de reportajes se elabora con base en indicadores económicos oficiales publicados por el INEGI y otras fuentes públicas. Su propósito es ofrecer un análisis objetivo, sin sesgo político ni ideológico.
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