Desde octubre de 2024, el gobierno de Claudia Sheinbaum ha enfrentado una caída sistemática en la inversión fija bruta, reflejo de desconfianza y parálisis en sectores fundamentales de la economía. En ocho meses, el país ha perdido más de 6 puntos en su capacidad de formación de capital, comprometiendo el crecimiento futuro.
Mexconomy / Región Global — La transición presidencial hacia el llamado “segundo piso de la Cuarta Transformación” arrancó con una señal inquietante: el desplome silencioso de la inversión. Mientras el discurso oficial insiste en la continuidad del proyecto económico, los datos del INEGI muestran una contracción persistente de la formación bruta de capital fijo (IMFBCF), que ha deteriorado la capacidad productiva del país desde el primer día del sexenio de Claudia Sheinbaum.
Entre octubre de 2024 y mayo de 2025, el índice general del IMFBCF cayó de 112.8 a 106.8, con variaciones anuales negativas que alcanzaron su punto más bajo en abril, con -7.6%. El dato de mayo —-6.7% anual— confirma que no se trata de un bache coyuntural, sino de una tendencia estructural que afecta a los motores mismos de la inversión.
El informe oficial del INEGI revela que la construcción no residencial, que incluye obra pública, infraestructura y parques industriales, sufrió una caída de -17.1% anual. La inversión pública en construcción se hundió aún más: -37.4%. Estos números cuestionan el discurso de una transformación impulsada por el Estado. Lejos de consolidarse, el sector público parece haberse replegado.
En paralelo, la adquisición de maquinaria y equipo también se contrajo (-8.2% anual). La importación de equipo de transporte, vital para industrias como la automotriz, colapsó un -26.7%, evidenciando un freno en la renovación tecnológica y productiva. El sector privado, lejos de llenar el vacío, también muestra señales de cautela: su inversión cayó -4.9%.
Si bien mayo reportó un repunte mensual de 0.9% gracias al alza en la construcción residencial, el aliciente es insuficiente para revertir ocho meses de contracción. Lo que se perfila es una economía en desaceleración silenciosa, donde el capital productivo se erosiona mientras la retórica oficial se mantiene inalterada.
La administración Sheinbaum enfrenta un gran dilema económico: sin inversión, no hay crecimiento; sin certidumbre, no hay inversión. Y aunque el gobierno se ha centrado en la narrativa de justicia social y transición energética, los datos sugieren que la base material para sostener esa agenda comienza a debilitarse.
La inversión no es una abstracción técnica. Es la señal más clara de confianza, de futuro, de visión. Su caída es un síntoma —pero también una advertencia— sobre lo que está en juego si no se reconstruye el vínculo entre política económica y productividad real.
La inversión fija bruta en México muestra una trayectoria contractiva desde el inicio del gobierno de Claudia Sheinbaum. Entre octubre de 2024 y mayo de 2025, el índice general pasó de 112.8 a 106.8 puntos, con caídas anuales que alcanzaron hasta -7.6%. La construcción no residencial retrocedió -17.1% anual, la maquinaria y equipo importado cayó -10.6% y la inversión pública total se desplomó -25.8%, con un colapso de -37.4% en construcción pública. Aunque mayo registró un ligero aumento mensual de 0.9%, este rebote es insuficiente para revertir la pérdida de dinamismo. La contracción de la inversión pública y la cautela privada reflejan una falta de confianza en el arranque del nuevo gobierno y anticipan riesgos para el crecimiento futuro.
Nota: Esta serie de reportajes se elabora con base en indicadores económicos oficiales publicados por el INEGI y otras fuentes públicas. Su propósito es ofrecer un análisis objetivo, sin sesgo político ni ideológico.
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