🇺🇸 La fiscal general de EE.UU., Pam Bondi, ordenó no buscar la pena de muerte contra tres históricos capos del narcotráfico mexicano. El caso más avanzado es el de Ismael "El Mayo" Zambada, quien estaría negociando cooperación judicial. Todo indica que ya no se trata de si hablará, sino de a quién señalará.💼

InfoSotockMxNueva York.— Tres nombres que marcaron décadas de violencia, narcotráfico y corrupción en México han recibido un trato excepcional del gobierno estadounidense. El Departamento de Justicia, por instrucción directa de la fiscal general Pamela Bondi, decidió no buscar la pena de muerte contra Ismael "El Mayo" Zambada, Rafael Caro Quintero y Vicente Carrillo Fuentes, todos con múltiples cargos federales por crimen organizado. ¿Por qué esta indulgencia judicial con figuras tan emblemáticas?

La instrucción de retirar la pena capital vino directamente de la fiscal general, no de fiscales locales. Este nivel de intervención es altamente inusual y revela que los casos están siendo manejados como asuntos de alto interés político o de seguridad nacional.

En la misiva dirigida al juez Frederick Block, el fiscal Joseph Nocella fue claro:

La fiscal general ha autorizado y ordenado a esta oficina no buscar la pena de muerte contra el acusado Rafael Caro Quintero.

Una decisión así no ocurre sin motivos. Cuando el Departamento de Justicia toma control total sobre un caso, es porque los acusados pueden convertirse en activos estratégicos, más valiosos vivos que muertos.

El caso más avanzado es el de Ismael Zambada. Su abogado, Frank Pérez, ha confirmado que se está negociando un acuerdo de culpabilidad (“plea deal”) para evitar la pena de muerte. En el sistema judicial estadounidense, este tipo de acuerdos son el umbral inmediato de la cooperación formal.

No implica aún que Zambada sea un testigo protegido, pero sí que está dispuesto a entregar información valiosa a cambio de beneficios procesales.

Y todo indica que así es. Desde su arresto, Zambada ha permanecido fuera del radar mediático y judicial. No hay audiencias públicas, ni filtraciones, ni avances conocidos. Este tipo de sigilo institucional sugiere una negociación compleja, diseñada para proteger su integridad y verificar la utilidad de su cooperación.

La entrega de Zambada fue, según múltiples versiones, orquestada por la facción rival de los Chapitos, en una lucha interna por el control del Cártel de Sinaloa. Esto podría haber sido el punto de quiebre.

El Mayo habría perdido el respaldo de su organización y ahora, ante la traición, tendría incentivos personales para colaborar con las autoridades estadounidenses. Más que una estrategia legal, sería una jugada de supervivencia.

En el caso de Rafael Caro Quintero, también se ha retirado la pena de muerte, pero el panorama es distinto. Su proceso judicial sigue su curso con normalidad: hay comparecencias, pruebas presentadas y acusaciones claras, incluyendo el secuestro y asesinato del agente de la DEA, Enrique “Kiki” Camarena.

Sin embargo, a diferencia de Zambada, la fiscalía no ha mostrado intención de negociar un acuerdo de culpabilidad. Esto indica que, al menos por ahora, Caro Quintero no busca colaborar. La decisión de no aplicar la pena capital podría estar más relacionada con factores diplomáticos o de derechos humanos, dada su edad y notoriedad histórica.

El tercer beneficiado por esta línea judicial es Vicente Carrillo Fuentes, alias “El Viceroy”, ex líder del Cártel de Juárez. Como en los otros casos, se le retiró la posibilidad de pena de muerte por decisión de la fiscal general.

En su expediente también se han manejado con discreción elementos del proceso, lo que sugiere que el gobierno estadounidense podría estar reservándose posibles revelaciones futuras.

¿Qué significa todo esto?
  • Los tres capos han sido protegidos del castigo máximo posible en EE.UU., pero por motivos distintos.
  • Zambada está claramente en vías de convertirse en testigo colaborador; ya no es una suposición, sino una lectura directa del proceso legal en curso.
  • Caro Quintero y Carrillo Fuentes, aunque sin acuerdos visibles, están siendo tratados como piezas de alto valor estratégico.
  • El DOJ parece priorizar la utilidad operativa sobre la retribución punitiva, lo cual puede reconfigurar juicios y redes criminales en los próximos años.

Estados Unidos no ha perdonado a Zambada, Caro Quintero y Carrillo Fuentes. Lo que ha hecho es, en apariencia, algo más calculado: los ha convertido en recursos. El caso más avanzado es el de El Mayo, cuyo testimonio, si se concreta, podría deconstruir el mapa criminal mexicano.

Ya no se trata de si hablarán. La pregunta es: ¿a quiénes arrastrarán con ellos?