Ante la controversia diplomática desatada por los aranceles de hasta 50% a productos asiáticos, la presidenta Claudia Sheinbaum salió al paso de las críticas con un mensaje que busca apagar el fuego de las tensiones comerciales con China.

CDMX — En una declaración cargada de matices diplomáticos, la mandataria mexicana negó categóricamente que las medidas arancelarias sean "contra China" y rechazó cualquier interpretación de coerción o discriminación.

"Bueno primero no son medidas de coerción y no son contra China, eso es muy importante", enfatizó Sheinbaum, marcando desde el inicio de su intervención el tono conciliatorio que caracterizó toda su respuesta. La presidenta fue tajante al aclarar que México "tiene una muy buena relación con China y queremos seguir teniendo muy buena relación con ellos".

La estrategia de comunicación de Sheinbaum es clara: despolitizar una medida que ha sido interpretada en clave geopolítica. Al insistir en que los aranceles se aplicarán "para todos aquellos países con los que no tenemos acuerdo comercial de libre comercio", la presidenta busca enmarcar la decisión como una política comercial técnica, no como una confrontación dirigida contra el gigante asiático.

Consciente del delicado equilibrio que debe mantener México en sus relaciones internacionales, Sheinbaum reveló que el diálogo con China viene gestándose desde hace meses. "Ya habíamos hablado con el gobierno de China. Hace algunos meses fue una comisión allá y aquí con el embajador que hace poco le dimos sus cartas credenciales", explicó, sugiriendo que la medida no fue una sorpresa para Beijing.

La presidenta anunció que "la próxima semana va a haber pláticas con ellos en particular", mientras que Corea del Sur también se acercó al canciller mexicano para establecer conversaciones.

"Siempre vamos a estar abiertos a las pláticas", reiteró Sheinbaum, convirtiendo el diálogo en su principal herramienta para navegar las aguas turbulentas que ha generado su decisión arancelaria. La fórmula es clara: mantener las medidas pero abrir todas las puertas al diálogo.

Detrás de la retórica diplomática, Sheinbaum expuso la lógica económica que sustenta su decisión. "Prácticamente exportamos muy poquito a esos países, muy poquito. La mayoría lo importamos", argumentó la presidenta, dibujando un panorama de desequilibrio comercial que justifica, desde su perspectiva, la imposición de aranceles.

La mandataria fue específica al aclarar que las medidas no abarcan toda la producción de estos países, sino que se enfocan en "ciertos sectores que consideramos que son importantes fortalecer en su producción nacional". Esta selectividad busca minimizar el impacto en sectores donde México depende críticamente de las importaciones asiáticas.

El mensaje final de Sheinbaum fue una declaración de respeto hacia los países afectados: "No tenemos absolutamente nada contra ellos, al contrario. Mucha admiración, respeto del trabajo que realizan y de cómo han promovido su desarrollo". Sin embargo, añadió con firmeza que "son decisiones que consideramos importantes tomar porque nuestra visión pues es fortalecer a nuestro país".

El tiempo dirá si el diálogo prometido por Sheinbaum será suficiente para evitar una escalada en las tensiones comerciales con China o si México deberá enfrentar las represalias que ya se anticipan en el horizonte.

claudia-sheinbaum, china, mexico, corea-del-sur, beijing