Tras el paso de la tormenta tropical “Jerry”, los municipios de la Sierra Norte de Puebla enfrentan una crisis económica inmediata. La falta de energía eléctrica, la ruptura de cadenas de suministro y la escasez de efectivo dispararon los precios de productos básicos, mientras comunidades enteras sobreviven con ayuda humanitaria y restricciones al comercio abusivo.

Huauchinango, Pue. — En Huauchinango, el impacto económico de la tormenta se sintió con rapidez: el kilo de tortilla alcanzó los 40 pesos, reflejo del colapso temporal de la oferta y de la especulación desatada durante los días sin electricidad. Los apagones de jueves y viernes paralizaron el sistema bancario y los cajeros automáticos, dejando a la población sin acceso a dinero en efectivo y provocando compras de pánico y enfrentamientos en establecimientos como el Aurrerá local.

Los artículos más demandados no fueron los alimentos, sino los productos para garantizar la supervivencia en condiciones de aislamiento: baterías portátiles, lámparas, focos recargables y adaptadores para encendedores de automóvil. La demanda de estos insumos, combinada con la escasez de combustibles y la interrupción de transporte, elevó los precios en municipios como Francisco Z. Mena, donde se registraron alzas generalizadas.

Mercados en transición y políticas de control

Con el restablecimiento paulatino de la energía eléctrica y los servicios de red 4G y 5G, los mercados locales comienzan a normalizar su actividad. Sin embargo, la inflación post-desastre revela una fragilidad económica regional: los municipios rurales dependen de un solo canal de abasto y carecen de reservas logísticas ante emergencias prolongadas. En La Ceiba, las despensas comunitarias fueron el único recurso que evitó la hambruna durante los días de aislamiento total.

En contraste, el municipio de Pahuatlán reaccionó con medidas económicas de emergencia para contener la especulación. Ante la devastación que dejó a varias comunidades incomunicadas y la pérdida de al menos diez vidas humanas, el ayuntamiento prohibió formalmente los aumentos de precios en productos básicos, materiales de construcción y servicios esenciales. Las autoridades locales anunciaron supervisiones permanentes y sanciones a quienes intenten lucrar con la crisis.

No vamos a permitir abusos en un momento tan difícil para nuestro pueblo”, declaró la autoridad municipal, al subrayar que la prioridad es garantizar el acceso a alimentos y medicinas en un contexto donde las carreteras rurales siguen bloqueadas y las brigadas de auxilio apenas alcanzan las comunidades dispersas.

La tormenta tropical “Jerry” no sólo dejó una estela de destrucción física, sino también una alerta sobre la vulnerabilidad económica del norte de Puebla: mercados locales sin liquidez, escasez de infraestructura de distribución y ausencia de mecanismos de control en momentos de emergencia. En un escenario de reconstrucción lenta, el riesgo de inflación regional persiste como una amenaza inmediata para las familias de menores ingresos.

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