El robo de hidrocarburos en Puebla ha experimentado una transformación geográfica alarmante. Lo que antes se concentraba en el conocido "triángulo rojo"—integrado por los municipios de Tepeaca, Quecholac, Acatzingo, Palmar de Bravo, Tecamachalco y Acajete—ahora se desplaza hacia el norte, particularmente hacia Huauchinango y toda la región de la Sierra Norte.
RG Revista — Este cambio no es fortuito. Responde a una presión operativa creciente que obliga a las redes delictivas a buscar nuevos territorios donde puedan operar con menor vigilancia.
El gobernador Alejandro Armenta reconoció hace dos semanas en su conferencia mañanera este desplazamiento crítico. Sus palabras confirman lo que los datos oficiales ya susurraban: la Sierra Norte de Puebla se está consolidando como el nuevo epicentro nacional del robo de hidrocarburos. No se trata simplemente de un cambio de ubicación. Es la reconfiguración de una guerra que libra el crimen organizado contra el Estado por el control de los flujos ilícitos de combustible.
Los números son contundentes. De enero a junio de 2025, las denuncias por robo de hidrocarburos en todo el país registraron un aumento del 148 por ciento respecto al mismo período de 2024. Pero la realidad en la Sierra Norte es aún más severa. Hidalgo concentra 460 denuncias por tomas clandestinas, mientras que Puebla reporta 395 denuncias. Juntas, estas dos entidades suman 855 denuncias, lo que representa aproximadamente el 38 por ciento del total nacional en los seis estados más afectados. Casi cuatro de cada diez actos de robo de combustible en el país ocurren en esta región.
La convergencia de Hidalgo y Puebla en la Sierra Norte no es coincidencia. Responde a la infraestructura de ductos de Pemex, particularmente los corredores Tula-Azcapotzalco y Tula-Salamanca, que atraviesan ambas entidades. Estos ductos representan arterias vitales del suministro de combustible nacional, y también líneas de vulnerabilidad extrema ante el crimen organizado. El corredor que atraviesa Tula de Allende, Cuautepec, Tlaxcoapan y Tlahuelilpan en Hidalgo ha sido identificado por las autoridades como el más conflictivo del país. Ahora, Huauchinango en la Sierra Norte de Puebla se suma a esta geografía del crimen.
Las cifras de delitos con toma clandestina registraron un cambio espectacular. En 2024, Pemex reportó 1,818 denuncias por tomas clandestinas (un promedio de 151.5 al mes). En el primer semestre de 2025, la cifra escaló a 2,259 denuncias (un promedio de 376.5 al mes): casi 2.5 veces más. En paralelo, los robos sin toma clandestina también experimentaron un crecimiento notable: el promedio mensual pasó de 3.5 casos en 2024 a 8 en 2025.
Este fenómeno presenta una paradoja inquietante. Aunque las denuncias se multiplicaron, Pemex reporta una baja en el número de tomas clandestinas físicas detectadas en ductos. Las fuentes de seguridad de la empresa explican que la aparente contradicción se debe a una mayor actividad ministerial y de inteligencia en torno a las cadenas de suministro, presión operativa en zonas críticas y un cambio en las acciones delictivas. Ante la vigilancia intensificada en los ductos, los delincuentes se diversifican hacia modalidades menos visibles o esquemas de comercialización y acopio, como el huachicol fiscal.
El territorio y las redes
La persistencia del problema en la Sierra Norte obedece a factores estructurales profundos. Las autoridades atribuyen la concentración delictiva al trazado estratégico de los ductos de Pemex, a la persistencia de redes locales de extracción y comercialización ilícita, y a la intervención de organizaciones criminales como el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y el Cártel de Santa Rosa de Lima. El territorio no solo es geográficamente estratégico; también es socialmente permeable a la penetración criminal.
El desplazamiento desde el triángulo rojo hacia Huauchinango revela otra debilidad crítica: la capacidad de las autoridades para contener el delito es superada por la capacidad de adaptación de las redes criminales. Cuando la presión aumenta en un territorio, los delincuentes simplemente se trasladan a otro. Las operaciones realizadas demuestran que existe vigilancia, pero también que ésta es tardía y reactiva, no preventiva. En agosto, autoridades aseguraron un predio en Atotonilco de Tula donde incautaron 15 tanques cisterna, más de 26 mil litros de combustible robado, así como vehículos y droga. En junio, fue desmantelada una red importante del clan de Cirio Sergio Rebollo Mendoza "Don Checo" que operaba en Querétaro, Hidalgo, Estado de México y Ciudad de México, resultando en 32 detenidos. Sin embargo, estas acciones no han detenido la expansión del fenómeno.
A pesar del despliegue de fuerzas federales y estatales desde 2019, el número de carpetas abiertas en Hidalgo continúa siendo superior al promedio nacional. La Sierra Norte de Puebla ahora enfrenta una presión similar. El número de denuncias en Puebla (395) la coloca como segundo estado más afectado después de Hidalgo, seguida por Estado de México (273 denuncias), Guanajuato (264 denuncias), Nuevo León (220 denuncias) y Tamaulipas (163 denuncias).
La realidad es que el huachicol no se está combatiendo; simplemente se está reubicando. La Sierra Norte de Puebla, particularmente Huauchinango, se perfila como el próximo territorio donde la batalla por el control de los combustibles ilícitos intensificará. Las redes criminales ya tienen presencia, infraestructura y, lo más importante, canales de comercialización hacia los mercados urbanos. Mientras tanto, el Estado enfrenta el desafío de contener un enemigo que es tan fluido como el combustible que roba.
Robo de Hidrocarburos: La Sierra Norte de Puebla como Epicentro
Incremento nacional
+148%
Enero-Junio 2025 vs 2024
Concentración regional
38%
Sierra Norte del total nacional
Denuncias por tomas clandestinas 2024
Promedio: 151.5/mes
Denuncias por tomas clandestinas 2025 (1er semestre)
Promedio: 376.5/mes | +2.5x más
Denuncias por estado (2025)
Dato clave: Sierra Norte (Hidalgo + Puebla) concentra 855 denuncias, equivalentes al 38% del total nacional en los seis estados más afectados.


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