En el mercado P2P de Binance en Venezuela opera una red de unas 500 cuentas verificadas que, mediante bots automatizados, mantienen artificialmente bajo el precio del dólar. El esquema permite al régimen de Nicolás Maduro controlar la tasa de referencia usada por millones de venezolanos, extraer valor real y simular estabilidad económica.
InfoStockMx — En Venezuela, el valor del dólar ya no se define en el mercado libre de Cúcuta ni por la tasa oficial del Banco Central, sino por lo que muestra la pantalla de Binance P2P. Esa tasa, sin embargo, no es el reflejo de la oferta y la demanda, sino el resultado de una manipulación sistemática sostenida con tecnología, capital y control estatal.
El núcleo del sistema está formado por unas 500 cuentas verificadas en Binance, registradas con identidades legítimas de funcionarios y allegados al poder. Cada una está asociada a bancos venezolanos activos en el intercambio de criptomonedas, como Banesco, Mercantil y Provincial. Estas cuentas cumplen con todas las normas de verificación de identidad (KYC), lo que otorga apariencia de legalidad a un esquema diseñado para simular competencia.
El capital inicial, estimado entre 5 y 15 millones de USDT, se distribuye entre las cuentas para dominar las primeras posiciones del mercado. El dinero no se pierde: circula internamente en operaciones de compra y venta entre las mismas cuentas, generando la ilusión de un mercado activo y transparente. Las comisiones que Binance cobra por cada operación son el único costo operativo visible, una inversión mínima frente al beneficio de controlar el tipo de cambio observado por millones de usuarios.
El control se ejecuta a través de bots conectados a la API oficial de Binance. Estas herramientas publican entre 50 y 100 ofertas simultáneas, ajustan precios en segundos, procesan pagos bancarios automáticos y distribuyen las operaciones entre las 500 cuentas con intervalos aleatorios. Ningún humano podría coordinar ese ritmo continuo de 24 horas, siete días a la semana. Los programas incluso imitan comportamiento humano: pausas nocturnas, cancelaciones aleatorias, demoras en la respuesta y transacciones fallidas para disimular automatización.
El objetivo es mantener siempre las primeras posiciones de la lista de ofertas con precios artificialmente bajos —entre 295 y 305 bolívares por dólar— mientras el mercado libre en Cúcuta ronda los 355 bolívares. Como Binance calcula la tasa promedio nacional a partir de las diez primeras ofertas, controlar esas posiciones equivale a controlar el “dólar Binance”, referencia económica diaria de buena parte de la población venezolana.
Las transacciones se ejecutan entre las propias cuentas del esquema: la Cuenta 47 vende a la 203, esta a la 15, luego a la 489, y así sucesivamente. Los montos varían entre 500 y 5.000 dólares y los tiempos entre 2 y 45 minutos. Este patrón de randomización genera una red densa y caótica de operaciones que impide detectar vínculos directos. Cada transacción cumple las reglas: hay identidad verificada, transferencia bancaria y liberación de fondos por escrow. Pero en conjunto, el sistema actúa como una cámara cerrada que recicla capital y produce un flujo artificial.
El disfraz técnico incluye restricciones comunes que no despiertan sospecha: filtros de pago específicos (“solo Mercantil”), límites mínimos altos (500 a 5.000 dólares), y requisitos de reputación exigentes. En un país donde el salario promedio ronda los 150 dólares mensuales, esas condiciones excluyen al 95% de los usuarios reales. La mayoría de las ofertas visibles en la plataforma son inalcanzables para el público, pero suficientes para fijar el precio de referencia.
El resultado es un mercado dominado por “ballenas falsas”: cuentas automatizadas que simulan comerciantes adinerados, ejecutando transacciones voluminosas las 24 horas. Aproximadamente el 70-80% de las cuentas operan solo entre sí; el resto acepta operaciones externas limitadas para mantener apariencia de legitimidad. Las pérdidas que genera esa interacción con usuarios reales son marginales frente a las ganancias de adquirir dólares genuinos con un descuento promedio del 15%.
Para un trabajador que recibe 1.000 dólares al mes, la diferencia entre el dólar manipulado (300 Bs) y el libre (355 Bs) significa perder 155 dólares mensuales de poder adquisitivo. A escala nacional, el régimen obtiene un beneficio multimillonario invisible, drenando el valor de las remesas, salarios y ahorros del país sin emitir una sola orden oficial.
Formalmente, no hay delito evidente: todas las cuentas están verificadas, las transferencias son reales y Binance cobra comisiones legítimas. Pero en conjunto, el patrón operativo revela un lavado de dinero institucionalizado, donde los fondos se reciclan entre actores conectados al poder político para alterar el precio de un activo clave y transferir valor desde la población hacia el Estado. Es la simulación perfecta de un mercado libre que en realidad funciona como un instrumento de control monetario.
El mercado P2P de Binance, diseñado para la descentralización, terminó convertido en una extensión digital del aparato financiero del régimen. Un espejo que refleja libertad de mercado, pero esconde bajo su superficie un algoritmo estatal que decide, minuto a minuto, cuánto vale el dinero de los venezolanos.

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