La madrugada de este viernes, Puebla volvió a amanecer entre el miedo y la impunidad: sobre la carretera a La Resurrección fueron hallados restos humanos dentro de bolsas negras junto a una narcomanta firmada por “El Comandante Diablo Cuerpo de Fuerzas Especiales”, presunto grupo del crimen organizado con presencia en la zona.
Puebla de Zaragoza, Pue. — El hallazgo ocurrió alrededor de las 2:30 de la madrugada, cuando vecinos alertaron a las autoridades sobre varias bolsas con manchas de sangre abandonadas a la orilla del camino, a la altura del Puente de Piedra. Elementos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) confirmaron que en su interior había restos humanos, mientras el mensaje dejaba una advertencia directa contra quienes practican la extorsión en la región.
“Ya llegó la limpia a todos los que andan con sus cobros de cuotas y extorsionando a gente que trabaja... Ya llegó la gente del Comandante Diablo Cuerpo de Fuerzas Especiales”, se leía en la lona blanca escrita en tinta roja.
La vialidad fue cerrada en ambos sentidos mientras personal de la SSC y la Policía Estatal acordonaron la zona. Más tarde, peritos de la Coordinación General Especializada en Investigación de Homicidios Dolosos realizaron el levantamiento de los restos, trasladándolos al Servicio Médico Forense (Semefo). La Fiscalía General del Estado (FGE) abrió una carpeta de investigación para esclarecer el caso.
Este nuevo episodio se inscribe en una cadena de hechos violentos ocurridos en las últimas semanas en la capital poblana. Juntas auxiliares como La Resurrección, San Miguel Canoa y San Pablo Xochimehuacan concentran un creciente conflicto entre células criminales vinculadas a la extorsión, el narcomenudeo y el cobro de piso. La multiplicación de mensajes con firmas de supuestos “comandantes” exhibe una fractura institucional y la pérdida de control en zonas donde el Estado apenas logra reaccionar.
Hasta el cierre de esta edición, la FGE no ha confirmado la identidad de las víctimas ni la autenticidad del grupo firmante. Mientras tanto, la violencia se instala con un lenguaje de advertencia pública, donde las mantas sustituyen a la ley y la brutalidad se normaliza en la periferia urbana.


 
 
 
 
 
 
 
    
0 Comentarios