Más de seis de cada diez mexicanos consideran inseguro vivir en su ciudad. La Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana revela que entre agosto y septiembre de 2025, 63% de la población adulta en las principales zonas urbanas del país confesó sentir miedo al habitar sus propias calles. No se trata de una percepción caprichosa: es el testimonio estadístico de una nación que modifica sus hábitos, cierra sus puertas y desconfía de sus espacios públicos.

RG Revista — La cifra representa un salto alarmante de 4.4 puntos porcentuales en apenas un año. En septiembre de 2024, el índice marcaba 58.6%. El incremento no es uniforme: las mujeres padecen el miedo con mayor intensidad. 68.2% de ellas considera inseguro vivir en su ciudad, mientras que entre los hombres la proporción desciende a 56.7%. Esta brecha de género no es casualidad. Es el reflejo de una violencia que conoce rostros, que elige víctimas, que acecha diferente según el sexo de quien camina.

Culiacán Rosales encabeza el ranking del terror urbano con 88.3% de su población adulta sintiéndose insegura. Le siguen Irapuato (88.2%), Chilpancingo de los Bravo (86.3%), Ecatepec de Morelos (84.4%) y Cuernavaca (84.2%). Son ciudades donde el miedo dejó de ser excepción para convertirse en norma. En el extremo opuesto, San Pedro Garza García presume apenas 8.9% de percepción de inseguridad, seguida por Piedras Negras (15%) y Benito Juárez (15.6%). La geografía del miedo dibuja un país partido en dos: el México blindado de las zonas residenciales y el México expuesto de las periferias metropolitanas.

Los espacios públicos se han convertido en territorios hostiles. 71.7% de los ciudadanos manifestó sentirse inseguro frente a los cajeros automáticos ubicados en la vía pública. El transporte público, ese sistema circulatorio de las ciudades, genera desconfianza en 64.9% de los usuarios. Las calles mismas, el escenario natural de la vida urbana, son percibidas como peligrosas por 64.4% de la población. Y las carreteras, esas venas que conectan al país, inquietan a 57.1% de quienes las transitan.

Para las mujeres, el miedo es más agudo. 77.8% de ellas teme usar cajeros en la calle, y 70.6% desconfía del transporte público. Los hombres, aunque menos temerosos, no escapan: 64.8% evita los cajeros callejeros y 57.7% recela del transporte colectivo. La ciudad se vuelve laberinto, trampa, amenaza cotidiana.

La Delincuencia Visible: Testigos del Deterioro

La percepción de inseguridad no flota en el vacío. Se alimenta de lo que los ciudadanos ven, escuchan y padecen en los alrededores de sus viviendas. Durante el tercer trimestre de 2025, 58.2% de quienes reportaron conductas delictivas mencionó el consumo de alcohol en las calles. Casi la mitad, 47.6%, atestiguó robos o asaltos. Y 39.9% fue testigo de venta o consumo de drogas en su vecindario.

Pero hay algo más perturbador: 34.8% de la población escuchó disparos frecuentes con armas de fuego cerca de sus hogares. Uno de cada tres mexicanos urbanos vive bajo la banda sonora de la violencia armada. El vandalismo afecta a 38.1% de los entornos habitacionales, mientras que 23.6% identifica la presencia de bandas violentas o pandillerismo.

Aunque existe una ligera mejoría respecto al trimestre anterior —con descensos de 2.9 puntos porcentuales en la atestiguación de disparos y 2.5 en robos—, la realidad sigue siendo brutal. Las tomas irregulares de luz, conocidas como "diablitos", aparecen en 15.4% de los vecindarios, y el robo o venta ilegal de combustible (huachicol) en 3%. La ilegalidad se ha normalizado hasta volverse paisaje.

Los conflictos interpersonales completan el cuadro de una sociedad fracturada. 34.3% de la población adulta experimentó algún tipo de conflicto o enfrentamiento directo durante el tercer trimestre: con vecinos, compañeros de trabajo, personal de establecimientos o autoridades. Álvaro Obregón, Tlalpan e Iztacalco, todas en la Ciudad de México, registran los porcentajes más altos, con 61.6%, 59.6% y 56.4% respectivamente.

De quienes admitieron conflictos, 72.6% señaló que fueron con vecinos, y 33.1% con desconocidos en la calle. Los motivos son tan mundanos como reveladores del deterioro de la convivencia: basura tirada o quemada por vecinos (12.6% entre mujeres, 11.7% entre hombres) y problemas de estacionamiento (12.1% entre mujeres, 12.4% entre hombres). La violencia urbana no solo llega por asaltos a mano armada; también brota de la convivencia diaria envenenada por el estrés, la impunidad y la ausencia de autoridad.

Una Sociedad que se Encierra

El miedo transforma conductas. 40.6% de los mexicanos urbanos dejó de llevar objetos de valor —joyas, dinero en efectivo, tarjetas de crédito— por temor a ser víctima de un delito. Más grave aún: 36.9% modificó sus rutinas respecto a permitir que los menores del hogar salgan solos. La infancia mexicana crece bajo custodia permanente, privada de la autonomía que generaciones anteriores dieron por sentada.

35% dejó de caminar de noche en los alrededores de su vivienda, y 22.4% redujo las visitas a parientes o amigos. Son las pequeñas muertes de la vida social, los vínculos que se debilitan, las calles que se vacían al caer el sol. Aunque las cifras muestran ligeras mejorías respecto a trimestres anteriores —el permitir que los menores salgan solos disminuyó 5.5 puntos porcentuales desde junio—, los niveles de autoprotección siguen siendo altísimos.

La expectativa ciudadana sobre el futuro es desoladora. 34% cree que en los próximos doce meses la situación de delincuencia e inseguridad seguirá igual de mal. Otro 23.9% piensa que empeorará. Sumadas, estas dos visiones pesimistas representan a 57.9% de la población: casi seis de cada diez mexicanos no ven luz al final del túnel. Apenas 24.9% confía en que la situación mejorará, y 16.3% cree que seguirá igual de bien.

La desconfianza en las autoridades locales es abismal. Solo 30.3% de la población considera que el gobierno de su ciudad es muy o algo efectivo para resolver los problemas más importantes. En Cuautitlán Izcalli, la fe en el gobierno municipal se derrumbó hasta 8.6%. En Coatzacoalcos alcanza apenas 11.1%, y en Chimalhuacán, 12.3%. Son ciudades donde el pacto social se rompió, donde la autoridad es percibida como decorado inútil.

En contraste, Piedras Negras (71.6%), San Pedro Garza García (69.9%) y Apodaca (60.7%) exhiben los niveles más altos de confianza en el desempeño gubernamental. La brecha entre unas ciudades y otras no es solo administrativa: es el abismo entre la gobernanza funcional y el abandono institucional.

Sobre los problemas urbanos concretos, 84.9% señala los baches en calles y avenidas como una de las mayores preocupaciones. 60% menciona las coladeras tapadas por acumulación de desechos, y 59.6% las fallas y fugas en el suministro de agua potable. El deterioro de la infraestructura básica es el telón de fondo de la inseguridad: calles rotas, sistemas de drenaje colapsados, servicios públicos deficientes.

Respecto a las corporaciones de seguridad, la población muestra una jerarquía clara de confianza. La Marina es considerada muy o algo efectiva por 86.7% de los ciudadanos. Le siguen la Fuerza Aérea Mexicana (83.2%) y el Ejército (83%). La Guardia Nacional alcanza 73.2%. Pero la policía estatal desciende a 52.7%, y la policía preventiva municipal, la más cercana al ciudadano, apenas llega a 46.8%. Menos de la mitad de los mexicanos confía en la policía que patrulla sus calles.

La violencia también habita dentro de los hogares. Entre octubre de 2024 y septiembre de 2025, se estima que en 8.5% de los hogares urbanos hubo algún tipo de violencia familiar. En 23.8% de esos casos, las víctimas fueron menores de edad. A nivel individual, 7.6% de las personas de 18 años y más fue violentada en el entorno familiar. Entre las mujeres, el porcentaje sube a 8.6%; entre los hombres, desciende a 6.4%.

Las ofensas o humillaciones afectan a 5% de la población adulta en zonas urbanas (5.9% de mujeres, 4% de hombres). En casi la mitad de los casos, 49.6%, el agresor es alguien sin parentesco especificado, aunque 19.5% identificó al esposo, esposa o pareja sentimental como principal victimario. La violencia doméstica, silenciosa y naturalizada, corroe la célula social más íntima.

Los ciudadanos se informan sobre seguridad principalmente a través de Facebook (59.3%), noticieros de televisión (58.5%) y comunicación personal en el entorno de la vivienda (56.1%). Las redes sociales y el boca a boca compiten con los medios tradicionales como fuentes de información. Para las mujeres, Facebook (60.2%) y la comunicación con vecinos (59.8%) son prioritarias. Entre los hombres, Facebook (58.2%) también domina, pero la comunicación personal baja a 51.7%.

La Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana, levantada entre el 26 de agosto y el 12 de septiembre de 2025 por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), entrevistó a 27,130 viviendas en 91 áreas urbanas de interés que cubren todas las entidades federativas, incluyendo las 16 demarcaciones de la Ciudad de México. Los datos no mienten: México vive una crisis de seguridad pública que corroe la confianza ciudadana, transforma hábitos cotidianos y fractura el tejido social.

La inseguridad no es solo un número en una encuesta. Es la madre que deja de enviar a su hijo solo a la escuela. Es el trabajador que renuncia a llevar su teléfono celular en el transporte público. Es la pareja que cancela la visita a sus padres porque el camino es peligroso. Es la ciudad que apaga sus luces al anochecer. Es el país que se encierra, que desconfía, que sobrevive.

Mientras Culiacán, Irapuato y Chilpancingo registran niveles de inseguridad superiores a 86%, y solo San Pedro Garza García, Piedras Negras y Benito Juárez logran mantener la percepción de inseguridad por debajo de 20%, la fractura territorial del país se profundiza. No hay una sola crisis de seguridad: hay decenas, diferenciadas por geografía, capacidad institucional y presencia del crimen organizado.

Los datos del INEGI documentan, con frialdad estadística, el dolor de millones. Detrás de cada porcentaje hay rostros, historias, familias que modificaron su forma de vivir porque la violencia se impuso como norma. El desafío no es solo policial o judicial: es civilizatorio. Se trata de reconstruir la confianza, recuperar los espacios públicos, devolver a los ciudadanos la tranquilidad de habitar sus propias ciudades sin miedo. Por ahora, esa reconquista parece lejana. Y mientras tanto, México sigue cambiando. Para mal.

MÉXICO 2025: RADIOGRAFÍA DEL MIEDO

Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana | INEGI | Sep 2025

63%
de los mexicanos considera inseguro vivir en su ciudad
↑ 4.4 puntos vs septiembre 2024
68.2%
MUJERES
56.7%
HOMBRES

🔴 CIUDADES MÁS INSEGURAS

1. Culiacán Rosales88.3%
2. Irapuato88.2%
3. Chilpancingo86.3%
4. Ecatepec84.4%
5. Cuernavaca84.2%

⚠️ ESPACIOS MÁS PELIGROSOS

Cajeros en vía pública71.7%
Transporte público64.9%
Calles64.4%
Carreteras57.1%

👁️ LO QUE VEN LOS CIUDADANOS

58.2%
Consumo de alcohol en calles
47.6%
Robos o asaltos
34.8%
Disparos frecuentes
39.9%
Venta/consumo de drogas

🔒 CÓMO NOS CAMBIÓ EL MIEDO

40.6% dejó de llevar cosas de valor
36.9% no permite que menores salgan solos
35.0% dejó de caminar de noche
22.4% redujo visitas a parientes/amigos

🎖️ CONFIANZA EN AUTORIDADES

Marina86.7%
Fuerza Aérea83.2%
Ejército83.0%
Guardia Nacional73.2%
Policía Estatal52.7%
Policía Municipal46.8%

⚠️ VIOLENCIA EN EL HOGAR

8.5% de los hogares sufrió violencia familiar
7.6% de adultos fue violentado en entorno familiar
23.8% de casos involucraron menores de edad

🔮 EXPECTATIVA PARA 2026

57.9%
Cree que seguirá igual de mal o empeorará
24.9%
Confía en que mejorará

Fuente: INEGI - Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU)

Tercer Trimestre 2025 | 27,130 viviendas | 91 áreas urbanas

inseguridad publica, mexico 2025, ensu, percepcion de inseguridad, violencia urbana, inegi, seguridad publica, delincuencia, culiacan, irapuato, ecatepec, crimen organizado, cajeros automaticos, transporte publico, violencia familiar, cambio de habitos, miedo urbano, guardia nacional, policia municipal, espacios publicos, expectativa social, conflictos vecinales, conductas delictivas, robos y asaltos, disparos frecuentes, confianza en autoridades, gobierno local, ciudades inseguras, estadisticas de seguridad, encuesta nacional