El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, suspendió de manera inmediata todas las conversaciones diplomáticas con Venezuela, tras frustrarse los intentos de negociación con funcionarios de alto nivel y la negativa de Nicolás Maduro a abandonar el poder.

Washington — Fuentes oficiales en Washington confirmaron al New York Times que Trump instruyó a Richard Grenell, enviado especial de la Casa Blanca y director ejecutivo del Centro Kennedy, detener de inmediato cualquier comunicación con Caracas. La decisión surge luego de una reunión con mandos militares en la que el mandatario expresó su frustración por la falta de avances.

El presidente estadounidense manifestó su decepción por la negativa de Maduro a aceptar las exigencias de Washington y por la postura de sus representantes, que han negado reiteradamente cualquier vínculo con el narcotráfico. Fuentes cercanas señalaron que Trump ha considerado distintos escenarios militares para aumentar la presión sobre Caracas, incluyendo opciones que busquen forzar la salida del mandatario venezolano.

En el ámbito de operaciones militares, el secretario de Estado y asesor de seguridad nacional, Marco Rubio, calificó a Maduro como un dirigente “ilegítimo” y recordó que enfrenta una acusación formal por narcotráfico en Estados Unidos. Asimismo, anunció que la recompensa por su captura se elevó a 50 millones de dólares.

Un funcionario de la Casa Blanca indicó que Trump está dispuesto a usar “todos los elementos del poder estadounidense” para impedir el ingreso de drogas al país, enviando mensajes directos a Maduro exigiendo el cese de operaciones vinculadas al narcotráfico.

El propósito inicial de Grenell era reducir tensiones y abrir la posibilidad de que compañías estadounidenses operaran nuevamente en el sector petrolero venezolano. Sin embargo, Rubio y sus aliados consideraron que estas negociaciones generaban “confusión” y carecían de resultados concretos. Ni Grenell ni los representantes venezolanos se han pronunciado sobre la suspensión de los contactos.

La medida marca un cambio significativo en la política exterior de Estados Unidos hacia Caracas. Actualmente, Washington mantiene desplegados en el Caribe al menos ocho buques de guerra, un submarino nuclear de ataque rápido y más de 4.500 soldados, bajo el argumento de combatir el narcotráfico. Maduro asegura que estas operaciones buscan propiciar “un cambio de régimen” e imponer “gobiernos títeres”.

Desde agosto, las fuerzas estadounidenses han destruido al menos cinco embarcaciones vinculadas al narcotráfico en el Caribe Sur, provocando más de 20 muertos. Trump ha defendido estos ataques argumentando que el país se encuentra en un “conflicto armado no internacional” contra los carteles.

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