El presidente Donald Trump anunció el fin inmediato de las negociaciones comerciales con Canadá, tras un anuncio televisivo patrocinado por el gobierno de Ontario que criticó sus aranceles y utilizó un discurso de Ronald Reagan para cuestionar su política económica.

infostokmx — El anuncio, emitido en los principales canales de Estados Unidos como parte de una campaña de 75 millones de dólares canadienses (US$54 millones), incluía fragmentos del Discurso Presidencial de 1987 en el que Reagan advertía que “los altos aranceles conducen inevitablemente a represalias y guerras comerciales” y que tales medidas “perjudican a todos los estadounidenses”.

El uso del audio provocó un conflicto diplomático y simbólico. La Fundación Ronald Reagan denunció la “manipulación selectiva” del material y acusó al gobierno de Ontario de usarlo sin autorización, advirtiendo que evalúa acciones legales. El video fue acompañado por un mensaje del primer ministro Doug Ford, quien escribió: “Nunca dejaremos de pronunciarnos contra los aranceles estadounidenses a Canadá”.

La reacción de Trump fue inmediata y furiosa. En Truth Social, calificó el anuncio como “FALSO” y “atroz”, declarando las negociaciones comerciales “TERMINADAS”. También acusó a Ontario de intentar “interferir con la Corte Suprema” de Estados Unidos, en referencia al fallo que ese tribunal emitirá en noviembre sobre la legalidad de los amplios aranceles impuestos por la Casa Blanca. Esa decisión podría obligar a Washington a devolver miles de millones de dólares recaudados en gravámenes internacionales.

Trump impuso un 35% de arancel sobre muchas importaciones canadienses, además de un 50% sobre metales y un 25% sobre automóviles. Las medidas golpearon con fuerza a la economía de Ontario, la más grande del país, afectando severamente su industria manufacturera. A pesar de las exenciones contempladas bajo el T-MEC, los sectores de acero y automóviles han sufrido pérdidas de empleos y cierres de plantas.

El primer ministro canadiense Mark Carney, electo este año, había intentado recomponer el diálogo comercial con Washington, pero sus esfuerzos quedaron anulados. Ford, crítico acérrimo de los aranceles estadounidenses, incluso llegó a amenazar con cortar el suministro eléctrico hacia Estados Unidos en una disputa previa. “Las políticas comerciales de Washington son como sacar un cuchillo y clavárselo a Canadá”, dijo en su momento.

El incidente no solo reabre la herida económica bilateral, sino que desata una batalla simbólica por la narrativa conservadora: mientras Ontario cita a Reagan para defender el libre comercio, Trump invoca su legado para justificar el proteccionismo. La paradoja revela un divorcio ideológico dentro del propio conservadurismo norteamericano, donde el pragmatismo comercial ha sido desplazado por la política del castigo económico.

Ni Carney ni Ford han comentado aún la nueva ruptura. Pero el mensaje de Trump fue inequívoco: el libre comercio con Canadá ha dejado de ser prioridad. Y en su lugar, Washington exhibe un nacionalismo económico que ni el discurso de Reagan puede resucitar.

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