El expresidente Andrés Manuel López Obrador advierte desde su aparente retiro en Palenque que regresaría a la vida pública para defender a Claudia Sheinbaum ante intentos de golpe de Estado, violaciones a la soberanía o ataques a la democracia.
CDMX — Apenas transcurridos 14 meses después de abandonar Palacio Nacional, Andrés Manuel López Obrador habla de rompero su aparente retiro. El exmandatario reveló que no dudaría en regresar a la vida política si detecta amenazas contra el gobierno de Claudia Sheinbaum, dibujando un escenario de supuestas conspiraciones que justificarían su regreso al protagonismo.
Durante la presentación remota y por redes sociales de su libro Grandeza, López Obrador trazó tres líneas rojas que lo sacarían de Palenque: un intento de golpe de Estado contra Sheinbaum, violaciones a la soberanía nacional por parte de potencias extranjeras, o ataques a la democracia. "Saldría también para defenderla a ella, si hay intentos de golpe de Estado, son de estas maneras que sepan en qué circunstancias si podría salir", declaró el tabasqueño.
La advertencia del expresidente evidencia una contradicción con su prometido alejamiento de la política. Lejos de mantenerse al margen, AMLO se posiciona nuevamente como único garante y protector del proyecto de la Cuarta Transformación, subordinando tácitamente el liderazgo de Sheinbaum a su propia figura como último recurso ante crisis imaginarias.
El discurso del exmandatario recurrió a la retórica nacionalista que caracterizó su sexenio: "Nuestro país es independiente, no somos colonias de ningún país extranjero, ha costado mucho ser un país independiente y si se viola la soberanía, entonces sí saldría a las calles". Sin embargo, no especificó qué constituiría exactamente un golpe de Estado ni quiénes serían los presuntos conspiradores.
La declaración llega en un momento en que Sheinbaum busca consolidar su gobierno, distanciándose gradualmente de las formas y el personalismo de su antecesor. El mensaje de López Obrador, presentado como respaldo, funciona también como recordatorio de que su sombra sigue proyectándose sobre la presidencia.
Para la oposición, estas palabras confirman lo que han señalado desde octubre: AMLO nunca se fue realmente. La amenaza de regresar a las calles refuerza la percepción de un expresidente que se resiste a ceder el control narrativo del movimiento que fundó, incluso cuando insiste públicamente en su retiro definitivo de la vida pública.
El verdadero retiro, al parecer, está condicionado. Y las condiciones las establece únicamente el gran inquilino de Palenque.

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