💨 El blindaje de la frontera sur de EE.UU. podría tener efectos impredecibles: si los cárteles de la droga desplazan el fentanilo al mercado mexicano, el país enfrentaría una crisis de salud y seguridad sin precedentes. 🚫🌎
InfoStockMx – El endurecimiento de la política migratoria y antidrogas de Estados Unidos complica el panorama para México. Es probable que el mercado de fentanilo repunte exponencialmente, reforzado por la llegada de más deportados, algunos ya consumidores de esta droga. Como en muchos otros ámbitos de responsabilidad gubernamental, el país no está preparado para afrontar este reto.
Expertos advierten que México no tiene capacidad para atenderlos y que la falta de políticas de reducción de daños podría agravar la crisis. Según datos disponibles, el 60% de los consumidores de opioides en México fueron deportados de EE.UU. en algún momento. Ahora, con la casi segura intensificación de las deportaciones masivas bajo el posible gobierno de Donald Trump, el consumo de fentanilo podría dispararse, iniciando por la frontera norte. Muchas de estas personas, que comenzaron a consumir en EE.UU., regresarán a México con un consumo ya establecido.
El problema es que llegarán a ciudades donde no tienen redes de apoyo ni acceso a tratamiento, en un país cuyo sistema de salud ya está colapsado.
Desde sexenios anteriores, la política de drogas en México ha sido prohibicionista y centrada en la criminalización de los usuarios, en lugar de promover la atención y el tratamiento. Las organizaciones civiles, como Prevencasa, han implementado programas de reducción de daños pese a la falta de apoyo gubernamental. Sin embargo, ahora también enfrentan recortes de fondos provenientes de EE.UU. Como resultado, el acceso a metadona, fármacos de sustitución de opioides y naloxona (para evitar sobredosis) es extremadamente limitado.
Las personas con consumo problemático de opioides seguirán usando fentanilo si no se les ofrece una alternativa. La prohibición no ha reducido el consumo de drogas en México; al contrario, ha impulsado la aparición de sustancias más potentes y riesgosas.
El despliegue de miles de militares en la frontera no detendrá el tráfico de fentanilo, pero sí aumentará la persecución de los usuarios.
Con estas políticas, no veremos una reducción en el consumo, sino prácticas más riesgosas por parte de los consumidores.
Los acuerdos bilaterales para frenar el tráfico de fentanilo y la posible designación de los cárteles mexicanos como grupos terroristas abren interrogantes. Una de ellas: ¿se trasladará la producción del opioide a EE.UU. para reducir riesgos?
Erradicar el tráfico de fentanilo parece imposible. Es una droga fácil de traficar por su bajo volumen. Además, no hay voluntad de combatir el lavado de dinero que lo financia.
El fentanilo es extremadamente barato y ya ha comenzado a comercializarse en México, como ocurrió con el cristal. Antes se producía en EE.UU., pero tras su prohibición, la producción pasó a México y el consumo aumentó.
El control del fentanilo por parte de 'Los Chapitos', una facción del Cártel de Sinaloa, ha elevado su precio, aunque sigue siendo una droga accesible en comparación con otras.
Si bien en México el consumo de estimulantes es mayor que el de opioides, el fentanilo podría expandirse a drogas adulteradas, como la heroína, metanfetaminas o cocaína.
El panorama es alarmante. El sistema de salud no logra atender la demanda por cristal; una crisis de fentanilo sería devastadora tanto para el sistema como para las familias.
México está a las puertas de un infierno: el infierno del fentanilo. Con una frontera blindada, deportaciones masivas, sin estrategias de salud pública y con cárteles capaces de adaptar su negocio a las condiciones más lucrativas del mercado, el fentanilo –ya una crisis en Estados Unidos– podría convertirse en una emergencia de salud nacional en México.
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