Dos cuerpos emplayados aparecieron en plena vía pública en la junta auxiliar de Sanctorum, Cuautlancingo, la madrugada del 6 de abril. El hallazgo, realizado por vecinos y trabajadores que se dirigían a sus labores, pone en evidencia la continuidad de la crisis de seguridad que las autoridades se empeñan en negar.
Cuautlancingo, Pue.- El escenario no pudo ser más revelador: restos humanos abandonados en la calle Maravillas, a plena luz del día, en una zona cercana a los complejos industriales de Finsa y Volkswagen. Nadie vio nada. Nadie sabe nada. El crimen sigue impune.
Y mientras la violencia expone la vulnerabilidad del municipio, el presidente municipal de Cuautlancingo, Omar Muñoz, insiste en una narrativa opuesta. Según él, en el primer trimestre del año la delincuencia ha disminuido casi un 30% respecto a 2024. Asegura que los robos de vehículos pasaron de cinco por semana a dos al mes y presume que el 50% del FORTAMUN será destinado a seguridad. Pero ¿qué tan efectivos han sido esos "esfuerzos" si las calles siguen siendo tiraderos de cadáveres?
Es una ironía perversa: mientras el alcalde se felicita por su “impacto positivo” en la seguridad, las cifras oficiales chocan brutalmente con la realidad. Dos cuerpos abandonados son la prueba de que la impunidad sigue intacta y que las declaraciones municipales no son más que discursos vacíos.
¿Cuántos cadáveres más harán falta para que el alcalde admita la verdad?
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