Villahermosa (90.6 %), Culiacán y Fresnillo, los puntos más críticos del país. La capital poblana se ubica en una zona de alta inseguridad dentro de la escala media superior. El temor a la inseguridad se mantiene arraigado en gran parte de la población. Mujeres, siguen encabezando los indicadores de preocupación.

Puebla de Zaragoza, Pue.- En marzo de 2025, 61.9 % de las personas mayores de 18 años residentes en zonas urbanas consideraron que vivir en su ciudad es inseguro. El dato, proporcionado por la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU), no representa una variación estadística significativa respecto a los trimestres anteriores, lo que confirma una ”normalidad” alarmante en la percepción negativa sobre la seguridad.

Al desagregar los datos por sexo, la encuesta muestra una brecha de más de 12 puntos porcentuales entre mujeres (67.5 %) y hombres (55.0 %), lo que evidencia que la percepción de inseguridad continúa afectando con mayor fuerza a las mujeres.

En el caso de la Ciudad de Puebla, la percepción de inseguridad se mantiene prácticamente sin cambios, al pasar de 75.5 % en diciembre de 2024 a 74.5 % en marzo de 2025. Con estos niveles, la capital poblana se ubica en una zona de alta inseguridad dentro de la escala media superior, reflejando una situación estancada que sigue generando preocupación entre sus habitantes.

Las ciudades con las tasas más altas de percepción de inseguridad fueron Villahermosa (90.6 %), Culiacán Rosales (89.7 %) y Fresnillo (89.5 %), lo que las sitúa como los puntos más críticos del país en términos de percepción ciudadana. En contraste, San Pedro Garza García registró el nivel más bajo, con apenas 10.4 %.

La preocupación también se traslada a espacios específicos: 69.1 % de la población se siente insegura al usar cajeros automáticos en vía pública, 62.8 % en el transporte público y más de la mitad en bancos y carreteras. Estas cifras muestran una desconfianza generalizada en los entornos urbanos cotidianos.

De cara al futuro, 31.6 % de la población cree que la situación de inseguridad seguirá igual de mal, mientras que 22.9 % teme que empeore. Solo 27.5 % se muestra optimista al considerar que habrá mejoría, lo que refleja un ánimo colectivo todavía dominado por el escepticismo.

Los entornos residenciales tampoco escapan al fenómeno. El consumo de alcohol en las calles (58.0 %) y los robos o asaltos (49.6 %) son las conductas más reportadas. Les siguen actos vandálicos (40.4 %), venta o consumo de drogas (39.2 %) y disparos frecuentes (39.1 %). Esta normalización de conductas delictivas alrededor del hogar acentúa el deterioro del tejido social.

Durante el primer trimestre de 2025, 35.0 % de la población tuvo algún conflicto directo con personas de su entorno. Las alcaldías con mayores niveles de enfrentamientos fueron Azcapotzalco (64.8 %) y La Magdalena Contreras (63.7 %), mientras que Irapuato y Tapachula presentaron los niveles más bajos.

El miedo también está moldeando la vida cotidiana: 44.8 % ha dejado de portar objetos de valor, 42.2 % restringe la movilidad de menores y 40.5 % evita caminar por su zona durante la noche. Estos cambios dan cuenta de una vida urbana cada vez más limitada por el temor.

La percepción sobre la eficacia de las autoridades muestra un panorama dispar. La Marina (87.8 %), la Fuerza Aérea y el Ejército (83.7 % cada uno) encabezan la lista con una opinión favorable. Por el contrario, la policía preventiva municipal apenas logra 48.1 % de aprobación, seguida por las policías estatales y la Guardia Nacional. La desconfianza hacia cuerpos de seguridad de proximidad se mantiene como una barrera para la cohesión social.

Los principales problemas detectados por la población son los baches (81.4 %), fallas en el suministro de agua (62.0 %) y deficiencias en el alumbrado público (57.4 %). Estos indicadores muestran que, más allá de la delincuencia, el deterioro urbano contribuye a la sensación de abandono institucional.

Sólo 31.4 % de los encuestados considera que su gobierno local es efectivo. Destacan Piedras Negras (66.8 %) y San Pedro Garza García (61.4 %) como las ciudades con mejores evaluaciones, frente a Ecatepec de Morelos (10.6 %) y Oaxaca de Juárez (16.0 %), que muestran la cara más severa del desencanto cívico.

La percepción de inseguridad no solo se mantiene, sino que se entrelaza con otros factores como el deterioro urbano, el bajo rendimiento institucional y el desgaste de la vida comunitaria. En este contexto, las políticas públicas requieren más que cifras: necesitan recuperar la confianza perdida.