Durante más de ocho horas, la autopista México-Puebla, una de las arterias más transitadas del país, se convirtió en un símbolo de resistencia ciudadana. Pobladores de San Miguel Xoxtla bloquearon el kilómetro 108+000 para exigir el fin de la extracción de agua de sus pozos con destino a la ciudad de Puebla, principalmente.

San Miguel Xoxtla, Puebla – La protesta no tomó por sorpresa a nadie. Desde hace semanas, los habitantes habían advertido que llegarían a este punto si no se atendía su reclamo: garantizar el abasto local de agua antes de abastecer a terceros. Esta vez, cumplieron. Desde las 8 de la noche, cerraron ambos sentidos de la autopista. Minutos después, elementos de la Guardia Nacional se presentaron en el lugar, sin intervenir directamente.

El enojo de la población se concentró en el pozo 4, ubicado en la colonia Miguel Hidalgo, que fue tomado por los manifestantes como símbolo del despojo hídrico. Según los habitantes, el agua extraída de ese pozo y otros similares se destina a zonas urbanas como Puebla capital, mientras en Xoxtla se reportan colonias con desabasto persistente.

Antes que otros, primero Xoxtla”, reclamó uno de los asistentes en el mitin organizado días antes del bloqueo. En ese foro público, los pobladores exigieron a la presidenta municipal, Guadalupe Ortíz, claridad sobre los convenios para compartir agua con otras demarcaciones.

El día de hoy, 29 de mayo, mientras en redes sociales circula la convocatoria a una “asamblea en defensa del #agua” en el zócalo de Xoxtla, el Ayuntamiento respondió con un comunicado que refleja el ambiente político: “Nuestra prioridad es el abasto pleno para las familias de Xoxtla. Es un compromiso innegociable”.

La presidenta municipal defendió su disposición al diálogo. Sin embargo, acusó que “la mayoría de los inconformes no pertenecen al municipio”, reduciendo el núcleo del movimiento a apenas 25 personas locales. “Lamentamos la intervención de actores ajenos”, se lee en el boletín oficial.

La respuesta ha encendido aún más el ánimo comunitario. Para los vecinos, el mensaje del gobierno municipal representa una forma de minimizar el reclamo colectivo. “No se trata de números. Se trata de dignidad”, dijo un habitante en la manifestación, bajo la consigna de que el agua no es una mercancía ni un favor político.

El bloqueo de la autopista es apenas la manifestación más visible de un conflicto que va más allá de Xoxtla. En Puebla y otras regiones del país, las tensiones por el control del agua crecen en la medida en que el líquido se convierte en recurso escaso y estratégico.

Mientras los conductores varados exigían una solución, los manifestantes pedían ser escuchados. Entre ambos mundos, una pregunta quedó flotando: ¿quién decide a quién le toca el agua?

Por ahora, en Xoxtla, la respuesta es clara: “Primero el pueblo”.