La información sobre la Industria Manufacturera, Maquiladora y de Servicios de Exportación (IMMEX) para abril de 2025 dibuja un panorama con claroscuros para la economía mexicana. Persisten signos de fortaleza en las exportaciones, pero una lectura a fondo de las cifras revela vulnerabilidades que ensombrecen el futuro del sector.
Mexconomy - El dato más preocupante que arroja el informe es la disminución generalizada del personal ocupado en los establecimientos IMMEX. En abril de 2025, el número de trabajadores se contrajo un 0.6% a tasa mensual en cifras desestacionalizadas, y aún más significativo 1.3% a tasa anual si se consideran las cifras originales. Esta contracción del empleo, especialmente en un sector que es pilar de las exportaciones mexicanas, es una señal de alerta sobre una desaceleración de la actividad productiva.
La mayor parte de esta caída se observa en los establecimientos manufactureros, que vieron retroceder su personal ocupado en un 0.8% mensual y un 1.9% anual. Resulta particularmente inquietante el descenso del 9.9% anual en el personal subcontratado dentro de este segmento. Si bien la subcontratación puede ofrecer flexibilidad, una caída tan pronunciada indica una reducción de costos agresiva por parte de las empresas o una menor demanda de mano de obra, lo que impactaría directamente en la estabilidad laboral y el poder adquisitivo de los trabajadores.
A pesar de un aumento mensual en las horas trabajadas (1.2% desestacionalizado), el panorama anual es menos alentador: las horas trabajadas a nivel nacional disminuyeron un 1.2% en comparación con abril de 2024. En los establecimientos manufactureros, la caída anual fue del 1.6%, y alarmantemente, las horas del personal subcontratado se desplomaron un 11.3%. Este dato, sumado a la contracción del empleo, sugiere que la intensidad productiva del sector IMMEX está disminuyendo, lo que podría traducirse en menores volúmenes de producción y exportación a mediano plazo.
El informe también destaca una fuerte concentración del personal ocupado en unas pocas entidades federativas: Nuevo León (12.8%), Chihuahua (12.3%), Baja California (12.0%), Coahuila (8.7%), Tamaulipas (7.5%) y Jalisco (7.0%). Esta dependencia genera una vulnerabilidad inherente. Cualquier adversidad económica, social o incluso natural en alguna de estas entidades podría tener un efecto dominó desproporcionado sobre el empleo y la producción del sector a nivel nacional, afectando la estabilidad económica del país.
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