La guerra entre Israel e Irán ya ha entrado en una fase de alta intensidad que, lejos de apaciguarse, se encamina hacia una escalada prolongada de varias semanas. Nuevos desarrollos políticos y militares han reforzado esta hipótesis.

InfoStockMx - El Presidente de Estados Unidos, Donald Trump, decidió abandonar anticipadamente la Cumbre del G7 y regresar a Washington, subrayando la gravedad de la crisis. Desde su red social Truth Social, hizo un llamado a la evacuación inmediata de Teherán y reiteró: "¡Irán NO PUEDE TENER UN ARMA NUCLEAR!". Esta declaración, lejos de promover un cese al fuego, parece alentar una resolución militar del conflicto.

En paralelo, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, endureció su postura: Israel no detendrá los ataques, ni siquiera para negociar. En conferencia de prensa, Netanyahu afirmó que "deponer a los líderes iraníes ciertamente podría ser el resultado" de la campaña militar. También dejó claro que su gobierno no contempla detener la ofensiva sin antes cumplir tres objetivos:

  1. Eliminar el programa nuclear de Irán.
  2. Destruir su arsenal de misiles balísticos.
  3. Desmantelar lo que describe como "el eje terrorista" liderado por Irán y sus aliados regionales.

La posibilidad de una victoria rápida y quirúrgica se ha desvanecido. Los ataques israelíes, aunque contundentes, no han logrado inutilizar el sitio de Fordo, el núcleo más protegido del programa nuclear iraní. La Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) confirmó que la estructura subterránea no ha sido dañada.

Israel ha ejecutado cientos de bombardeos, afectando tanto instalaciones militares como zonas civiles. Irán ha respondido con intensos ataques con misiles balísticos que han alcanzado ciudades israelíes como Petah Tikva. El saldo humano ya supera las 250 muertes en Irán y 24 en Israel, con miles de heridos.

Mientras tanto, las negociaciones nucleares en Omán han sido canceladas. Irán acusa a Israel de dinamitar las posibilidades diplomáticas. El canciller iraní, Seyed Abbas Araghchi, señaló que una simple llamada desde Washington podría frenar a Netanyahu. Pero la señal enviada por Trump fue la contraria.

Israel también ha comenzado a utilizar su doctrina de evacuaciones dirigidas, emitiendo alertas en redes sociales a los residentes del Distrito 3 de Teherán, advirtiendo que se atacarán infraestructuras militares en esa zona densamente poblada. Las imágenes de largas filas de automóviles huyendo de Teherán evocan un conflicto de carácter urbano prolongado, con implicaciones catastróficas para la población civil.

En este contexto, todo apunta a que la guerra no terminará en días. La combinación de objetivos estratégicos maximalistas por parte de Israel, la retórica belicista de Trump, la resistencia iraní y el colapso de los canales diplomáticos configura un escenario en el que la guerra durará semanas, si no más.