El conflicto latente entre Israel e Irán entró esta madrugada (tiempo de Irán) en una fase de extrema peligrosidad, tras un operativo militar israelí que sacudió la capital iraní y otras ciudades estratégicas con ataques aéreos masivos, selectivos y coordinados.

TEHERÁN / JERUSALÉN / WASHINGTON — De acuerdo con altos funcionarios israelíes, el objetivo del ataque fue paralizar el programa nuclear iraní y neutralizar capacidades misilísticas de largo alcance. Israel describió la operación como un “ataque preventivo” contra una “amenaza existencial inminente”.

El resultado inmediato: columnas de humo sobre Teherán, múltiples explosiones en Parchin, Isfahán, Kermanshah, Arak y Tabriz, y la muerte confirmada de Hossein Salami, comandante en jefe de la Guardia Revolucionaria, así como del general Gholamali Rashid y del científico nuclear Fereydoun Abbasi. Según la agencia estatal iraní IRNA, al menos una docena de civiles también perdieron la vida.

Fuentes militares israelíes confirmaron el bombardeo de al menos seis bases militares alrededor de Teherán y la destrucción de instalaciones clave como Natanz, el principal centro de enriquecimiento de uranio de Irán. Además, se reportaron asesinatos selectivos en complejos habitacionales de alta seguridad como Shahrak Shahid Mahalati, donde residían altos mandos militares.

El general Effie Delfrin, portavoz del ejército israelí, afirmó que Irán posee ya suficiente material fisible para fabricar al menos una bomba nuclear, aunque no se presentaron pruebas verificables. Por su parte, el primer ministro Benjamin Netanyahu calificó el ataque como “una acción de supervivencia nacional”.

Desde Washington, el secretario de Estado Marco Rubio declaró que Estados Unidos no participó en el ataque y advirtió a Irán que “no debe atacar fuerzas estadounidenses en la región”. Rubio subrayó que la prioridad estadounidense es proteger a sus 40,000 soldados desplegados en el Golfo Pérsico y Medio Oriente.

El presidente Donald Trump, quien había sido informado con anticipación sobre la inminencia del ataque, intentó mantener una posición ambigua. Aunque expresó su preocupación por el impacto en las negociaciones nucleares con Teherán, también sugirió que el ataque “podría ayudar” a un nuevo acuerdo.

Horas antes del operativo, diplomáticos estadounidenses fueron evacuados de Irak y se autorizó la salida voluntaria de familias de militares estadounidenses en toda la región. El portaviones Carl Vinson, con cazas F-35, fue reposicionado en el Mar Arábigo, como medida disuasoria.

Riesgo de una guerra regional

Analistas dentro y fuera de Irán coinciden en que el ataque israelí rompe el equilibrio regional y podría desencadenar una guerra total. El analista conservador Mehdi Rahmati declaró desde Teherán: “Ahora existe una posibilidad real de guerra regional”.

La comunidad internacional observa con alarma el desarrollo. El senador estadounidense Jack Reed, demócrata de alto rango en el Comité de Servicios Armados, calificó la ofensiva israelí como “una escalada temeraria” que pone en riesgo “la vida de civiles y la estabilidad de todo Medio Oriente”.

En respuesta a posibles represalias, Israel declaró estado de emergencia, activó sus sistemas de defensa aérea, y cerró su espacio aéreo y el aeropuerto internacional Ben Gurion. Sirenas antiaéreas sonaron en Jerusalén y otras ciudades.

Los mercados reaccionaron de inmediato. El precio del petróleo Brent subió un 8%, situándose en $75 dólares por barril. La preocupación principal: Irán controla el acceso al Estrecho de Ormuz, por donde transita una quinta parte del petróleo mundial. En caso de bloqueo iraní, se alteraría la logística energética global.

La Agencia Internacional de Energía Atómica había censurado a Irán apenas un día antes por violar compromisos de no proliferación. El ataque israelí no solo rompe con los esfuerzos diplomáticos liderados por EE.UU., sino que abre la puerta a una lógica de guerra preventiva como norma regional.

Más allá del daño material, el ataque israelí busca reconfigurar la arquitectura de seguridad regional, debilitando a Irán en un momento de creciente influencia sobre milicias en Irak, Siria, Líbano y Yemen.

Sin embargo, si Teherán opta por una represalia amplia, involucrando a Hezbolá o a los hutíes, o decide cerrar el Estrecho de Ormuz, el conflicto podría escalar más allá del control de Israel o Estados Unidos, con consecuencias incalculables.

Por ahora, la región se encuentra en vilo. Medio Oriente vive su noche más larga.