A plena luz del día y con el viento seco que azota las montañas tarahumaras, agentes de la Fiscalía de Distrito Zona Occidente caminaron entre la maleza y el bosque. Fue ahí, en una brecha desolada que conecta San Juanito con San Pablo de la Sierra, donde la tierra decidió hablar: una osamenta semienterrada y fragmentos de prendas con estampado tipo camuflaje emergieron del olvido.
Bocoyna, Chihuahua El hallazgo se realizó durante un operativo encabezado por el Ministerio Público, con el apoyo de la Agencia Estatal de Investigación y Servicios Periciales. En un rastreo que abarcó cinco kilómetros de brechas y matorrales, las autoridades descubrieron también un cráneo articulado con vértebras y restos óseos dispersos, algunos de los cuales podrían ser de temporalidad más antigua.
“Es la voz de la tierra que reclama justicia”, dijo uno de los agentes, mientras supervisaba que los fragmentos fueran cuidadosamente levantados para su análisis en los laboratorios de Servicios Periciales y Ciencias Forenses. Cada pieza hallada en el monte tarahumara podría ser la clave para reconstruir la historia de cientos de desaparecidos en la sierra.
El hallazgo ocurre en un momento de incertidumbre: apenas el martes pasado, madres buscadoras reanudaron rastreos en el municipio de Chihuahua y anunciaron que el próximo sábado lo harán en Ciudad Juárez. Sus jornadas de búsqueda contrastan con el silencio institucional que ha marcado la región: miles de familias siguen esperando noticias, nombres y justicia.
Mientras tanto, las autoridades mantienen hermetismo sobre la posible identidad de las víctimas y el número exacto de cuerpos que podrían estar dispersos en Bocoyna. “Estamos ante un escenario de violencia y desamparo”, advirtió un perito forense consultado, quien no descarta que estos hallazgos sean solo el inicio de una revelación más sombría.
En Bocoyna, el monte guarda secretos. Cada fragmento de hueso y cada prenda raída gritan en medio de una sierra que, entre la bruma y la tragedia, sigue esperando justicia.
0 Comentarios