Los primeros seis meses de 2025 han dibujado el retrato de una economía mexicana profundamente desorientada. El Indicador Oportuno de la Actividad Económica (IOAE) del INEGI revela un comportamiento inquietante: México oscila entre contracciones severas y recuperaciones anémicas, incapaz de encontrar una trayectoria de crecimiento sostenido.
Mexconomy — El recorrido de la actividad económica mexicana en el primer semestre muestra una trayectoria errática que genera alarma entre analistas:
- Enero: Crecimiento anual del 1.8% y mensual del 0.1% - Un inicio prometedor pero engañoso
- Febrero: Contracción anual del -0.7% con crecimiento mensual del 0.2% - La caída libre comienza
- Marzo: Contracción anual del -0.2% y crecimiento mensual de 0.0% - Estancamiento crítico
- Abril: Recuperación anual del 0.7% pero crecimiento mensual de 0.0% - Señales mixtas
- Mayo: Nueva contracción anual del -0.3% con crecimiento mensual del 0.1% - Recaída inesperada
- Junio: Crecimiento anual del 1.3% y mensual del 0.2% - ¿Esperanza real o espejismo?
Esta trayectoria errática no es casualidad. Refleja una economía sin anclas sólidas, vulnerable a cualquier perturbación interna o externa. El comportamiento del IOAE en 2025 evidencia que México carece de los fundamentos necesarios para sostener un crecimiento estable y predictivo.
Uno de los aspectos más alarmantes del comportamiento económico mexicano en 2025 es la paralización total del crecimiento mensual en marzo y abril, ambos con variaciones del 0.0%. Esta situación es inédita en la economía moderna mexicana y revela problemas profundos.
Una economía que se paraliza durante dos meses consecutivos enfrenta crisis en múltiples frentes: inversión productiva estancada, confianza empresarial destruida, demanda agregada deprimida y competitividad sectorial comprometida.
Volatilidad: Síntoma de Enfermedad Económica
El rango de variación anual del IOAE en el primer semestre va desde -0.7% hasta +1.8%, una amplitud de 2.5 puntos porcentuales que refleja una economía profundamente inestable. Esta volatilidad no es técnica: es estructural y representa uno de los principales obstáculos para el desarrollo económico sostenido.
Las empresas no pueden planificar inversiones a largo plazo en un ambiente de incertidumbre extrema. Los hogares mexicanos postergan decisiones de consumo duradero e inversión cuando no pueden predecir el comportamiento de la economía de un mes al siguiente.
Detrás de cada decimal del IOAE hay una realidad humana devastadora. México necesita crear aproximadamente 1.2 millones de empleos anuales para absorber a los jóvenes que ingresan al mercado laboral. Con un crecimiento promedio que apenas supera el 0.4% en el primer semestre, el país está generando un déficit estructural de oportunidades.
Para sostener la creación de empleo formal, México requiere tasas de crecimiento consistentemente superiores al 3.5% anual. Los datos del primer semestre muestran que el país está muy lejos de alcanzar ese umbral mínimo.
Sectores en Crisis Profunda
El comportamiento sectorial revela desequilibrios preocupantes. Mientras las actividades secundarias (manufactura, construcción, minería) se contraen 0.6%, las actividades terciarias (servicios) crecen 2.0%. Esta divergencia no representa fortaleza sino vulnerabilidad.
México está perdiendo su capacidad manufacturera, precisamente cuando el contexto internacional del nearshoring ofrecía oportunidades históricas para revitalizar la industria nacional. La contracción manufacturera del -0.6% significa que México está perdiendo la batalla por atraer inversión productiva frente a competidores como Vietnam, Polonia e India.
El crecimiento del sector servicios del 2.0% no compensa la debilidad manufacturera porque los servicios generan menor valor agregado por empleado y menor capacidad de integración a cadenas globales de valor. Una economía que pierde su base industrial pierde su capacidad de competir en los mercados internacionales de alto valor.
Esta "terciarización forzada" de la economía mexicana representa un modelo empobrecido de crecimiento que condena al país a la trampa del ingreso medio.
Riesgos para el Segundo Semestre
El crecimiento del 1.3% de junio puede representar tanto el inicio de una recuperación como simplemente otro episodio en la volatilidad que caracteriza a la economía mexicana.
Factores de riesgo identificados para el segundo semestre:
- Agotamiento del impulso de junio por falta de fundamentos sólidos
- Profundización de la crisis manufacturera ante la pérdida de competitividad
- Volatilidad persistente que desaliente la inversión privada
- Presiones inflacionarias derivadas del estancamiento productivo
- Deterioro del mercado laboral por insuficiente creación de empleos
Lo más peligroso del comportamiento económico mexicano en 2025 no son las contracciones puntuales, sino la normalización de la mediocridad. Una economía que celebra crecimientos del 1.3% como éxitos es una economía que ha perdido la ambición de desarrollo.
México no está en recesión técnica, pero enfrenta algo potencialmente más peligroso: un estancamiento estructural que compromete su futuro. Los países no se desarrollan con tasas de crecimiento que oscilan entre -0.7% y +1.8%. Se desarrollan con crecimiento sostenido, predecible y superior al 4% anual.
Mientras México oscila entre crecimientos marginales y contracciones, sus competidores directos avanzan decididamente. Vietnam crece al 6% anual, Polonia al 4%, India al 7%. México, con todas sus ventajas geográficas y comerciales, crece al 0.4% promedio en el primer semestre.
Los seis meses analizados revelan una economía mexicana en crisis silenciosa. No se trata de una recesión técnica tradicional, sino de algo potencialmente más peligroso: un estancamiento disfrazado de volatilidad normal.
Fuente: INEGI - Indicador Oportuno de la Actividad Económica (IOAE)
Análisis: Mexconomy — basado en datos oficiales
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