🩸 Tras el asesinato de un ciudadano estadounidense en #PlazaSolesta, las autoridades de San Andrés Cholula anunciaron “coordinación” y “mejores canales de comunicación”. Mientras tanto, un hombre murió por un reloj, en una pedazo de ciudad donde el discurso sustituye a la seguridad y el miedo se normaliza.

San Andrés Cholula, Pue.- La noche del viernes, Stanley H., un ciudadano estadounidense, fue asesinado en el estacionamiento subterráneo de Plaza Solesta en Puebla. Lo interceptaron dos sujetos en motocicleta mientras salía con su esposa tras comprar un reloj Cartier. Lo intentaron despojar de sus pertenencias, forcejearon, le dispararon a sangre fría y huyeron. Aunque Stanley fue trasladado al hospital, murió por las heridas.

El crimen ocurrió en una de las zonas de más alta plusvalía de la capital, y su impacto dejó expuesta la fragilidad de la seguridad pública incluso en lugares supuestamente “seguros”.

La respuesta oficial llegó con frases que se repiten como mantra tras cada crimen: la presidenta municipal de San Andrés Cholula, Lupita Cuautle, informó que “se logró coordinación con municipios vecinos para reforzar la seguridad y mejorar canales de comunicación entre autoridades”.

La presidenta municipal de San Andrés Cholula, Lupita Cuautle, reaccionó como si gobernar fuera publicar comunicados.

¿De qué sirve “coordinar” cuando un ciudadano muere en un estacionamiento bajo su administración? ¿Para qué presume “mejorar canales” si la violencia sigue escalando mientras su gobierno administra redes sociales, no seguridad pública?

Cada frase de Lupita Cuautle evidencia el abandono de su función más básica: proteger la vida de quienes viven y transitan en San Andrés Cholula.