El deslave en la sierra de Ajalpan obligó al cierre del tramo carretero entre Chichicapa y Loma Bonita. La densa niebla y la falta de contención evidencian la fragilidad estructural de una vía que cada año enfrenta riesgos sin una solución de fondo.
Ajalpan, Pue. — El gobierno municipal de Ajalpan informa sobre el cierre temporal del tramo carretero Chichicapa–Loma Bonita debido a un nuevo deslave registrado en la zona serrana. Aunque no se reportaron lesionados, el tránsito quedó suspendido hasta nuevo aviso, lo que vuelve a aislar a comunidades de alta marginación en la región.
La imagen del colapso es elocuente: una ladera desgajada, árboles apenas sostenidos en el borde y una carretera borrada por la niebla y la inestabilidad. La escena parece repetirse cada temporada de lluvias, en un territorio donde las obras preventivas son escasas y las reacciones, tardías.
Autoridades municipales llamaron a la población a extremar precauciones, pero no ofrecieron plazos ni detalles sobre el tipo de intervención que se realizará. Tampoco se ha informado si existe un estudio geotécnico actualizado ni si se planea reubicar tramos vulnerables o construir muros de contención permanentes.
El cierre del camino representa no sólo una afectación logística, sino una desconexión territorial crítica para pobladores que dependen de este paso para trasladarse a escuelas, centros de salud o mercados regionales. En algunos casos, implica caminar horas por veredas peligrosas o pagar traslados costosos por rutas alternas.
El paisaje, cubierto por neblina y flanqueado por pinos, contrasta con la crudeza del derrumbe. La fragilidad de la carretera recuerda que no basta con anuncios: el deterioro estructural de la red carretera rural en Puebla necesita más que parches tras cada emergencia. Necesita planificación, inversión y voluntad política.
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