📊 Cada vez que su administración es cuestionada, Pepe Chedraui repite la fórmula: amaga con revisar las cuentas del gobierno anterior. Pero tras nueve meses en el gobierno de la ciudad de Puebla, no hay resultados, sólo declaraciones.

Puebla de Zaragoza, Pue. — “Vamos a entregar las irregularidades a la Auditoría Superior del Estado”, prometió de nuevo el presidente municipal de Puebla, José “Pepe” Chedraui, en un intento por desviar la atención ante los señalamientos que enfrenta su administración. Como en ocasiones anteriores, el anuncio vino acompañado de frases sobre “garantizar la transparencia” y “respetar los recursos públicos”. Pero a poco menos de un año de su llegada al cargo, no hay una sola denuncia formal o informe sólido derivado de sus constantes amenazas de revisión.

La táctica ya es conocida: cada vez que hay presión mediática o social sobre la gestión municipal actual, Chedraui recurre al mismo garlito: acusar a sus antecesores. Lo hizo contra Eduardo Rivera Pérez y ahora contra su sucesor interino, Adán Domínguez Sánchez. Sin embargo, los amagos de auditoría no han pasado del discurso.

Por su parte, el encargado de despacho de la Auditoría Superior del Estado (ASE), Francisco Fidel Teomitzi Sánchez, confirmó que se encuentran revisando la documentación de la Cuenta Pública 2024, entregada por el actual Ayuntamiento. Entre los proyectos bajo observación se encuentra la Avenida Juárez, rehabilitada durante el interinato de Adán Domínguez. Pero el propio auditor fue claro: “Si el Congreso del Estado solicita una auditoría forense, la integraremos al proceso de fiscalización”.

En otras palabras, no hay una revisión especial en marcha. Y si llegara a haberla, no se sabrán resultados sino hasta el próximo año. A esto se suma que la presidenta del Congreso local, Laura Artemisa García Chávez, declaró que apenas solicitarán dicha auditoría forense, lo que retrasa aún más cualquier posible consecuencia.

Desde que asumió el cargo en octubre de 2024, Chedraui ha insinuado repetidamente que encontró irregularidades en la gestión anterior. Lo dijo en su toma de protesta, lo repitió durante sus primeros 100 días de gobierno, y ahora vuelve a hacerlo en pleno desgaste político. Sin embargo, no ha presentado ninguna denuncia penal, administrativa ni pública contra Eduardo Rivera ni contra Adán Domínguez.

El patrón se repite: declaraciones altisonantes, señalamientos vagos, promesas de denuncias, y luego... silencio. La falta de resultados concretos en su administración levanta la sospecha de que se trata más bien de una estrategia mediática que de una política real de rendición de cuentas.

La ironía es que, mientras se amenaza con revisar gestiones pasadas, la administración de Pepe Chedraui ha evitado dar explicaciones sobre contratos opacos, asignaciones directas y decisiones discrecionales en temas como obra pública, parquímetros y servicios.

Además, el discurso de combate a la corrupción contrasta con la falta de mecanismos reales de participación ciudadana o contraloría independiente en el gobierno actual. El acceso a información pública ha sido entorpecido por retrasos y negativas, lo que debilita la credibilidad de cualquier cruzada contra la opacidad.

El uso reiterado de amenazas de auditoría como cortina de humo refleja una estrategia política más orientada al control del relato público que a la rendición de cuentas efectiva. Tras nueve meses sin resultados concretos, el gobierno de Pepe Chedraui está más cerca del simulacro que de la fiscalización real. Mientras tanto, la transparencia sigue siendo una promesa incumplida en el Ayuntamiento de Puebla.