Mientras pacientes con cáncer y sus familias protestan en Oaxaca, Guanajuato, Tabasco y Jalisco por la falta de medicinas, el Gobierno federal acumula promesas incumplidas y gastos de lujo entre sus cuadros políticos.

En Oaxaca, Guanajuato, Tabasco y Jalisco, cientos de personas marcharon para exigir el abasto total de medicamentos contra el cáncer en hospitales públicos. Bajo el lema “Queremos Medicinas”, señalaron que la escasez golpea con mayor dureza a centros que atienden a niños con cáncer.

En Oaxaca, colectivos como Con Causa y familiares de pacientes caminaron desde las Ocho Regiones hasta el Centro Histórico, denunciando que las quimioterapias se cancelan por falta de fármacos, insumos básicos e incluso alcohol medicinal. Algunos padres admitieron haber recurrido a medicinas caducas para no interrumpir el tratamiento de sus hijos.

Las protestas se extenderán mañana a Michoacán, Estado de México y Ciudad de México. El malestar crece mientras la presidenta Claudia Sheinbaum no cumple su promesa de resolver el problema en julio, replicando la fallida garantía de López Obrador: “Me dejo de llamar Andrés Manuel si no resuelvo el desabasto de medicinas”.

El reclamo ciudadano se cruza con el contraste de una élite política ajena a la crisis: Andy López Beltrán realiza viajes costosos a Japón y el diputado Sergio Gutiérrez Luna gasta casi dos millones de pesos mensuales en asesores, mientras las familias viven en la angustia diaria y los niños en la incertidumbre de sobrevivir.

El desabasto, denunciaron los manifestantes, no es nuevo: se arrastra desde sexenios anteriores, pero las autoridades actuales no han logrado —o no han querido— garantizar un suministro estable y suficiente. El resultado es un drama prolongado que convierte cada quimioterapia en una batalla contra el tiempo.

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