🎯 Reforma electoral en puerta, mayoría absoluta, y un operador histórico al frente: Sheinbaum lanza su apuesta electoral con Pablo Gómez a la cabeza, mientras Monreal matiza pero se alinea. ¿Se acerca el fin de los plurinominales?
RG Revista — El gobierno de Claudia Sheinbaum alista una reforma electoral con potencial para rediseñar el sistema político mexicano. Para ello ha creado una comisión especial encabezada por Pablo Gómez, con el objetivo de replantear el modelo electoral y de partidos. La propuesta retoma elementos de la fallida reforma de Andrés Manuel López Obrador, pero con una nueva correlación de fuerzas que puede convertirla en realidad.
La Presidenta de México, Claudia Sheinbaum, ha dado el primer paso hacia una transformación de fondo en el sistema electoral del país. El anuncio de la Comisión Presidencial para la Reforma Electoral —encabezada por el exdiputado y ex titular de la Unidad de Inteligencia Financiera, Pablo Gómez Álvarez— marca el inicio formal de un proceso que, de concretarse, podría modificar las reglas del juego democrático en México.
El encargo de la comisión es claro: realizar un diagnóstico integral del sistema electoral vigente y proponer una reforma legislativa que fortalezca la democracia y la participación ciudadana. La presidenta ha señalado que en los próximos días se dará a conocer la integración completa del grupo de trabajo, que incluirá a legisladores, expertos, académicos, organizaciones y representantes de la sociedad civil.
La figura de Pablo Gómez no es menor. Con una trayectoria de cuatro periodos como diputado federal, uno como senador y una participación clave en anteriores reformas político-electorales, su presencia al frente de la comisión envía un mensaje de continuidad con el proyecto político de Andrés Manuel López Obrador. De hecho, fue él, junto con Horacio Duarte, quien redactó buena parte de la propuesta de reforma que el expresidente presentó sin éxito en 2022.
A diferencia de entonces, el escenario legislativo ha cambiado drásticamente: Morena y sus aliados cuentan hoy con una mayoría suficiente para aprobar modificaciones constitucionales. Es decir, lo que antes fue un planteamiento ideológico, hoy tiene posibilidades reales de convertirse en ley.
El núcleo de la reforma anunciada por Sheinbaum descansa en tres ejes:
- Reducir el presupuesto del Instituto Nacional Electoral (INE).
- Disminuir el financiamiento público a los partidos políticos, limitándolo a los años electorales.
- Modificar o eliminar el sistema de representación proporcional, comúnmente conocido como “plurinominales”.
Esta última propuesta es la que ha generado mayor fricción, incluso dentro de Morena. El coordinador de la bancada en la Cámara de Diputados, Ricardo Monreal Ávila, publicó un texto en el que expresó dudas sobre la viabilidad de eliminar por completo los plurinominales. Si bien después aclaró públicamente que respalda “plenamente” la iniciativa de Sheinbaum, también puntualizó que aún no existe una propuesta formal y que el debate técnico apenas comienza.
“Quiero aclarar y precisar que respaldo plenamente la propuesta de la Presidenta @Claudiashein en materia electoral (…) Les recuerdo que ni siquiera existe una iniciativa formal, solo diversos planteamientos. Uno de ellos es que no se elimine la representación proporcional, sino que se fortalezca con fórmulas que promuevan cercanía, legitimidad y pluralidad.” — Ricardo Monreal
El sistema de representación proporcional, vigente desde hace décadas, fue creado para dar voz a las minorías y contrapesar la sobrerrepresentación de las fuerzas mayoritarias. Actualmente, la Cámara de Diputados se compone de 300 legisladores electos por mayoría relativa y 200 por listas plurinominales; en el Senado, 32 de los 128 integrantes se eligen por esa misma vía. Modificar o eliminar este sistema supondría una de las transformaciones más profundas al equilibrio del poder legislativo en México.
El proyecto original de López Obrador iba incluso más allá: proponía eliminar los distritos electorales y sustituirlos por listas estatales, al estilo del sistema estadounidense. De esa forma, los congresistas ya no representarían territorios específicos, sino que serían elegidos de forma proporcional al tamaño poblacional de cada entidad. Este modelo, sin embargo, plantea riesgos para la representatividad local y el vínculo directo entre ciudadanía y legislador.
Con esta nueva comisión, el gobierno de Sheinbaum no solo busca retomar esa agenda, sino también dotarla de legitimidad técnica y social. Al involucrar a expertos, organizaciones y legisladores, se crea una narrativa de inclusión que contrasta con la percepción de imposición que acompañó a la propuesta de 2022. No obstante, el fondo de la reforma mantiene el mismo espíritu: reducir los costos del sistema político, centralizar la organización de elecciones y modificar la arquitectura de representación legislativa.
En este contexto, la figura de Pablo Gómez funciona como enlace entre el pasado reformista del lopezobradorismo y la nueva etapa del obradorismo institucional que encabeza Sheinbaum. Su papel será clave tanto para la redacción de los nuevos planteamientos como para su defensa pública en el debate legislativo y social que se avecina.
La apuesta es alta. Si el gobierno logra aprobar la reforma en los términos esbozados, Morena consolidará una nueva mayoría estructurada bajo reglas rediseñadas desde el poder. El debilitamiento económico e institucional de la oposición será una consecuencia. Pero también se abrirán cuestionamientos sobre la concentración de poder, la erosión del pluralismo y la autonomía de los órganos electorales. En otras palabras, lo que está en juego no es solo la ingeniería electoral, sino el equilibrio mismo del sistema político mexicano.
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