El diputado de Morena Alfonso Ramírez Cuéllar adelantó que el Presupuesto de Egresos de la Federación 2026 superará los 9.2 billones de pesos, con la promesa de destinar más de un billón a programas sociales. Sin embargo, detrás del optimismo oficial persisten dudas sobre la sostenibilidad de las finanzas públicas, la disciplina fiscal y la eficacia del gasto.
Mexconomy — En el marco de la reunión plenaria de Morena, Ramírez Cuéllar aseguró que los recursos garantizarán apoyos a adultos mayores, primera infancia y proyectos de infraestructura, con licitaciones que, dijo, detonarían más de 900 mil millones de pesos en 2026. El legislador insistió en que la economía muestra signos de crecimiento y que la política fiscal reducirá el déficit a 3.5% para mantener la confianza de inversionistas.
No obstante, el planteamiento repite la narrativa oficial de años anteriores: crecimiento económico a partir del gasto social y grandes proyectos, sin precisar mecanismos de evaluación sobre su impacto real en la reducción de pobreza y desigualdad. La insistencia en que “no habrá nuevos impuestos” se compensa con un discurso de mayor eficiencia recaudatoria y combate a la evasión, aunque los retos de fiscalización persisten, particularmente en sectores de altos ingresos y economía informal.
El legislador también destacó que está asegurado el pago de pensiones, inversiones en carreteras, puertos y programas de bienestar, además de una estrategia para garantizar la liquidez de Pemex. Sin embargo, la petrolera sigue representando un pasivo crítico para las finanzas públicas: el rescate financiero y el pago a proveedores en estados como Ciudad del Carmen, Tabasco y Veracruz generan dudas sobre la dependencia del presupuesto respecto a una empresa con altos niveles de deuda.
En materia agropecuaria, Ramírez Cuéllar adelantó incrementos a precios de garantía para cultivos básicos —maíz, frijol, trigo y arroz— y apoyos al sector ganadero afectado por plagas como el gusano barrenador. Aunque estas medidas buscan reforzar la producción nacional, expertos advierten que sin un sistema sólido de financiamiento rural y acompañamiento técnico, los precios de garantía pueden distorsionar mercados y beneficiar a intermediarios más que a pequeños productores.
Uno de los puntos más delicados es la posible reforma al IEPS en bebidas alcohólicas. Aunque se plantea como un esquema para fortalecer el sistema de salud sin incrementar tasas, se abre la puerta a ajustes que podrían repercutir en consumidores de bajos ingresos. El propio Ramírez Cuéllar admitió que “los sectores más pobres consumen alcohol de bajo costo”, lo que evidencia el dilema entre recaudación, salud pública y equidad social.
Con la promesa de un presupuesto “sostenible y con certeza”, el discurso oficial busca transmitir confianza. Sin embargo, el verdadero reto del PEF 2026 no será su monto histórico, sino la capacidad del Estado para administrar los recursos con eficacia, reducir la dependencia de Pemex, enfrentar el déficit sin endeudamiento excesivo y demostrar que los programas sociales trascienden de la propaganda a resultados medibles en la vida de millones de mexicanos.
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