La Feria Nacional de Empleo para las Juventudes 2025 en Cuautlancingo mostró la intención oficial de impulsar la capacitación laboral, pero los datos del INEGI revelan que más del 70% de los trabajadores poblanos sigue atrapado en la informalidad, con salarios insuficientes y un mercado laboral fragmentado que limita el desarrollo económico y social.

Puebla de Zaragoza/Cuautlancingo, Pue. — El Instituto de Capacitación para el Trabajo del Estado de Puebla (ICATEP), a través de su Unidad Cholula, participó en la Feria Nacional de Empleo para las Juventudes 2025, organizada en la explanada de la presidencia municipal de Cuautlancingo. En la jornada, más de 40 empresas ofrecieron vacantes a jóvenes con perfiles técnicos, administrativos, operativos y profesionales. Alfonso Aguirre González, director general del ICATEP, enfatizó que la capacitación es una puerta hacia mejores oportunidades y empleos más sólidos, mientras que Omar Alberto Muñoz Alfaro, presidente municipal, destacó que invertir en la juventud significa creer en su talento y compromiso para transformar el municipio y el estado.

Sin embargo, el panorama laboral en Puebla contrasta drásticamente con la narrativa oficial. Según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) del INEGI, 71.1% de los trabajadores se desempeña en la informalidad, un aumento de 1.4 puntos porcentuales respecto al año anterior, lo que deja a más de dos millones de personas sin acceso a seguridad social ni prestaciones. La precariedad tiene un sesgo de género: 72.7% de las mujeres frente a 69.9% de los hombres están atrapadas en empleos informales. Más de la mitad de los trabajadores (51.2%, equivalente a 1.53 millones) percibe ingresos de hasta un salario mínimo diario, aproximadamente $207.44, cifras insuficientes para cubrir necesidades básicas y que mantienen a amplios sectores en pobreza laboral.

La desigualdad es otra arista crítica. Apenas el 1.5% de los trabajadores supera los tres salarios mínimos, mientras que la desocupación creció de 2.3% a 2.9%, afectando especialmente a los hombres en construcción e industria. La desindustrialización se refleja en la pérdida de 47,582 empleos en manufactura y 30,419 en construcción, mientras que el comercio informal generó 90,444 nuevos empleos, mayoritariamente de baja productividad y sin estabilidad laboral. La Tasa de Condiciones Críticas de Ocupación indica que 41.2% de los trabajadores enfrenta jornadas insuficientes o excesivamente largas, con 28.4% laborando más de 48 horas semanales por necesidad económica.

El contraste entre las ferias de empleo y los datos muestra que la capacitación, si bien necesaria, no basta para revertir la precariedad laboral. La fragmentación del mercado, con 60.3% de empleos concentrados en micronegocios de subsistencia y solo 6% en grandes establecimientos, limita la productividad y la movilidad social. Además, la participación femenina del 47.4% frente al 76.9% masculina evidencia la subutilización de un capital humano crucial para el desarrollo económico y social.

En este contexto, la estrategia estatal de capacitar a las juventudes enfrenta el reto de insertarlas en un mercado que, pese a la retórica oficial, sigue siendo informal, desigual y precario. La creación de empleo digno requiere no sólo ferias y programas de formación, sino políticas públicas integrales que fomenten empleos sostenibles, salarios justos y mayor inclusión, de manera que la juventud poblana no solo aspire a oportunidades, sino que las encuentre realmente disponibles y estables.

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