En visita oficial a Quito, el secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, anunció la designación de las bandas criminales ecuatorianas Los Lobos y Los Choneros como organizaciones terroristas, fortaleciendo así la estrategia de Washington contra el crimen organizado en Latinoamérica.

Quito, Ecuador (InfoStockMx) — Ambas agrupaciones, con estrechos vínculos con el Cártel de Sinaloa y el Cártel Jalisco Nueva Generación, están detrás de la escalada de violencia que ha marcado la política y la vida cotidiana en Ecuador.

El anuncio, realizado en el Palacio de Carondelet tras una reunión con el presidente Daniel Noboa y la canciller Gabriela Sommerfeld, subraya la creciente cooperación bilateral en materia de seguridad. Rubio calificó a estas organizaciones de “narcoterroristas” y precisó que no solo dominan rutas del narcotráfico, sino que también participan en la minería ilegal, homicidios por encargo y actividades de extorsión. El Gobierno estadounidense respaldará a Ecuador con 13.5 millones de dólares en fondos para combatir al crimen organizado, además de una partida de 6 millones destinada a drones de última generación para la Fuerza Naval.

La medida sitúa a Los Lobos y Los Choneros en la misma lista que el Tren de Aragua, la Mara Salvatrucha (MS-13), el CJNG y el Cártel de Sinaloa, lo que permitirá a Washington congelar activos, sancionar a sus operadores financieros y compartir inteligencia sensible con las autoridades ecuatorianas. “Sin seguridad, no podemos hacer progresos económicos”, recalcó Rubio, quien reiteró que tanto Donald Trump como Noboa ven esta lucha como una prioridad compartida.

Los Choneros, con orígenes en la provincia de Manabí en la década de 1990, llegaron a reunir entre 12,000 y 20,000 miembros. Su ascenso estuvo ligado al Cártel de Sinaloa, que les otorgó control sobre las principales rutas de cocaína a cambio de servicios logísticos y de seguridad. Su poder alcanzó el sistema penitenciario, donde controlaron motines, extorsiones y secuestros, generando beneficios estimados en 120 millones de dólares anuales. Bajo el liderazgo de José Adolfo Macías Villamar, alias Fito, la organización consolidó su hegemonía hasta su captura y extradición a Estados Unidos en 2025.

Por su parte, Los Lobos, con alrededor de 8,000 integrantes, nacieron como una escisión de Los Choneros y posteriormente se vincularon al CJNG. Se les atribuye el asesinato del candidato presidencial Fernando Villavicencio en 2023, así como su papel protagónico en motines carcelarios que solo en 2022 dejaron más de 400 muertos. Su expansión desde zonas rurales hasta Guayaquil y Quito los consolidó como un actor central en el tráfico de cocaína y la minería ilegal, imponiendo un “impuesto” a mineros clandestinos en provincias como Imbabura.

La cooperación entre Ecuador y Estados Unidos se intensifica en un contexto de violencia sin precedentes. Noboa mantiene al país bajo la declaratoria de “conflicto armado interno” y ha pedido la participación directa de ejércitos extranjeros, incluso con reformas constitucionales que permitan la instalación de bases militares. La extradición de Fito y la designación de Los Lobos y Los Choneros como terroristas simbolizan un nuevo nivel en la confrontación regional contra el narcotráfico, en un país por donde, según datos oficiales, transita hasta el 70% de la cocaína que se consume en el mundo.

El desafío es mayúsculo: ambas organizaciones siguen activas, con redes en cárceles, puertos y territorios estratégicos. Mientras el gobierno ecuatoriano insiste en que “la guerra” apenas comienza, Estados Unidos ha dejado claro que se reserva la posibilidad de actuar con medidas más agresivas en coordinación con Quito.

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