En 2026 cada mexicano tendrá que aportar 230 pesos de sus impuestos para mantener solvente a Pemex, en una transferencia de recursos que marca el colapso de la renta petrolera en favor del Gobierno federal.

CDMX — El Paquete Económico para 2026 estima ingresos petroleros por 1.2 billones de pesos, equivalentes a 3.1% del PIB, pero la distribución de estos recursos ha alcanzado un punto de quiebre histórico.

Pemex retendrá 81% de los ingresos petroleros estimados, mientras que la Federación obtendrá únicamente 19% del total. Esta cifra representa la menor distribución registrada a favor del Gobierno en toda la historia de la renta petrolera mexicana. La magnitud de este desplazamiento revela no una recuperación estratégica de la estatal petrolera, sino un mecanismo de transferencia que profundiza el deterioro fiscal del país.

El esquema se complica aún más con transferencias adicionales. El Gobierno federal devolverá a Pemex 263 mil millones de pesos a través de la Secretaría de Energía, lo que genera un resultado efectivo demoledor: no existe una renta petrolera para el Gobierno en términos reales. Jorge Cano, coordinador del programa de Gasto Público en México Evalúa, ha dimensionado la gravedad de esta situación: "Habrá una pérdida neta de 31 mil millones de pesos. Las finanzas públicas van a estar despetrolizadas".

El colapso de la renta petrolera por habitante

La caída en la aportación de Pemex por ciudadano es vertiginosa. En 2026, cada mexicano recibirá apenas 1,731 pesos de la estatal petrolera, cifra que representa 57% menos que en 2016. La comparación histórica es abrumadora: en 2008, cuando los precios internacionales del petróleo alcanzaban máximos históricos, cada mexicano recibía aproximadamente 17,826 pesos de Pemex para financiar programas en salud, educación y otros rubros esenciales de la vida económica nacional.

Este giro radical refleja tanto la volatilidad de los ingresos petroleros como el agotamiento de las reservas mexicanas. Sin embargo, el fenómeno va más allá de factores estructurales: representa un cambio de paradigma en la política fiscal que transforma a ciudadanos en aportantes netos hacia una paraestatal que, lejos de recuperarse, continúa deteriorándose.

La denominación de "rescate" empleada en el discurso oficial oculta la naturaleza real del operativo. Lo que ocurre es una transferencia de recursos disfrazada que opera mediante un mecanismo específico: Pemex recibe dinero del Gobierno federal —fondos recaudados de impuestos y endeudamiento público—, paga a proveedores —frecuentemente grandes conglomerados empresariales como el de Slim—, y estos proveedores utilizan los recursos para operar pozos petroleros y de gas que le han sido asignados. El resultado es una redistribución regresiva de la riqueza: el ciudadano común se empobrece, los "proveedores" privados se enriquecen, Pemex permanece endeudada y financieramente quebrantada, y el contribuyente mexicano enfrenta una carga tributaria creciente debido a que la deuda estatal se expande constantemente.

Este círculo vicioso presenta alertas críticas. Primero, agota recursos fiscales que podrían destinarse a inversión social. Segundo, perpetúa la dependencia de Pemex de transferencias gubernamentales sin resolver sus problemas fundamentales de operación, inversión y productividad. Tercero, subsidia indirectamente a proveedores privados cuyos márgenes se expanden mientras los indicadores de desempeño de la estatal se contraen. Cuarto, hipoteca el futuro fiscal mexicano ante un escenario donde los precios internacionales del petróleo son volátiles y las reservas probadas disminuyen.

Al final, no hay rescate, sino un mecanismo de transferencia de riqueza a privados. Impuestos y deuda pública financian operaciones de extracción asignadas a actores privados que gozan de deducciones fiscales. El contribuyente paga dos veces: sostiene a Pemex y subsidia los márgenes de ganancia de proveedores privados. Mientras tanto, la deuda estatal crece, la capacidad fiscal se contrae y los problemas estructurales de la paraestatal —ineficiencia operativa, inversión insuficiente, productividad decreciente— se profundizan.

Es, en suma, una arquitectura perversa: El mecanismo perpetúa lo que prometía resolver: Pemex sigue quebrada, la deuda estatal crece, y cada mexicano es más pobre. Los únicos beneficiados son quienes ya lo eran.



Años Pesos por habitante 0 5K 10K 15K 20K 17,826 ~14K ~4,000 1,731 2026 2008 2010 2016 Aportación de Pemex por Habitante (pesos)


pemex, gobierno federal, renta petrolera, transferencias presupuestarias, finanzas publicas, endeudamiento, mexico evalua, energia, politica fiscal, crisis economica