Estas cifras no son simples números: representan un volumen de agua equivalente a inundar completamente ciudades enteras.
El mapa geográfico oficial revela una realidad alarmante: aproximadamente 180,000 kilómetros cuadrados pertenecientes a estos cinco estados fueron vulnerables a la tormenta, pero el daño más devastador se concentró en municipios específicos de la región costera y central. En términos nacionales, esto equivale a que entre el 3 y 4% del territorio mexicano total fue directamente impactado por esta contingencia climática.
Las cifras de la tragedia son crudas: 41 personas perdieron la vida —15 en Veracruz, 9 en Puebla, 16 en Hidalgo y 1 en Querétaro— mientras que 27 personas permanecen desaparecidas con sus familias esperando noticias. En Veracruz, municipios como Álamo Temapache, Poza Rica, Tuxpan, El Higo, Tempoal e Ilamatán fueron completamente arrasados. En Puebla, las afectaciones se extendieron a 37 municipios; en Hidalgo a 13; en Querétaro a 7; y en San Luis Potosí a 5.
La respuesta institucional
Consciente de la magnitud de la catástrofe, el Gobierno de México desplegó recursos importantes. Más de 5,400 elementos militares fueron movilizados al campo mediante el Plan DN-III-E, junto con 17 aeronaves, 10 cocinas comunitarias, 10 tortilladoras móviles y 48 plantas potabilizadoras de agua. La Fuerza de Apoyo para Casos de Desastre (FACD) se mantuvo en alerta total con 512 unidades de maquinaria pesada para despejar caminos, remover escombros y rescatar a atrapados.
Se distribuyeron 9,968 despensas y 117,000 litros de agua embotellada en las zonas más golpeadas. Albergues temporales fueron instalados en Puebla y San Luis Potosí para familias que perdieron todo. A pesar de los esfuerzos, la infraestructura crítica sufrió daños masivos: 320,386 usuarios perdieron acceso a electricidad —equivalente al 2.55% de toda la cobertura eléctrica nacional— aunque para el momento del reporte ya se había restablecido el servicio al 75.24% de los afectados, es decir 241,052 usuarios.
Las carreteras federales no escaparon: 1,056 kilómetros de red vial resultaron con afectaciones graves en los cinco estados. Al momento de este reporte, 664 kilómetros habían sido rehabilitados, pero 112 kilómetros permanecían interrumpidos, aislando comunidades enteras. 122 equipos de maquinaria y 245 elementos trabajaban sin descanso para restaurar las rutas.
Lo que pasó del 6 al 9 de octubre dejó claro que aunque el porcentaje territorial afectado fue relativamente acotado en términos nacionales, la concentración de población, infraestructura económica y vidas humanas en riesgo convirtió esta tormenta en una de las peores crisis climáticas que México ha enfrentado en años.
0 Comentarios