En Puebla, siete de cada diez empresas industriales no están alineadas a las disposiciones del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), principalmente por desconocimiento, lo que las deja fuera de las oportunidades de exportación y encarece sus procesos, advirtió Carlos Sosa, presidente de la Canacintra Puebla.
Puebla de Zaragoza, Pue. — De acuerdo con el dirigente empresarial, el diagnóstico surgió tras un análisis interno que antecedió a la realización de un seminario especializado sobre el tema. “Nos dimos cuenta de que la gran mayoría de las empresas desconocen los alcances del T-MEC y las implicaciones que tiene no cumplir con las reglas de origen. Hoy es vital hacerlo”, señaló.
Canacintra Puebla cuenta con más de 200 empresas afiliadas en los sectores automotriz, metalmecánico y plástico, que son precisamente los más exigidos por el tratado. “En esos tres sectores, calculamos que cerca del 70% de las compañías no están al 100% alineadas ni cuentan con el conocimiento técnico completo para certificar sus procesos”, explicó Sosa.
El rezago en la adecuación al marco del T-MEC, agregó, compromete la competitividad regional. Las firmas que no acrediten el cumplimiento de las Reglas de Origen corren el riesgo de perder acceso preferencial al mercado estadounidense y canadiense, lo que implica pagar aranceles más altos y enfrentar mayores costos logísticos.
Un tratado exigente para la industria poblana
El T-MEC establece condiciones estrictas para que los productos manufacturados en México sean reconocidos como “originarios” de Norteamérica y puedan gozar de trato arancelario preferencial. En el caso del sector automotriz, el acuerdo impone las reglas más severas, al elevar el Valor de Contenido Regional (VCR) y exigir nuevas condiciones laborales.
Desde 2023, los vehículos de pasajeros y camiones ligeros deben tener un contenido regional mínimo de 75% bajo el método de costo neto, mientras que las autopartes deben cumplir porcentajes que van del 65% al 75%, dependiendo de su tipo. Además, al menos 40% del valor de los vehículos debe producirse en plantas donde los trabajadores ganen al menos 16 dólares por hora.
A ello se suman exigencias adicionales: al menos 70% del acero y aluminio utilizados deben provenir de la región de Norteamérica, y cada pieza o insumo debe acreditar su transformación arancelaria o su origen total para ser elegible.
Desconocimiento y rezago competitivo
De acuerdo con Canacintra, el principal obstáculo no es tecnológico, sino informativo. Muchas micro y pequeñas empresas poblanas desconocen cómo comprobar el origen de sus insumos, cómo calcular el valor de contenido regional o qué documentación requiere una auditoría de cumplimiento. Este vacío técnico las margina de las cadenas productivas más integradas del país, especialmente en el sector automotriz.
“No basta con fabricar en México; hay que demostrar que el valor del producto proviene mayoritariamente de la región. Si no lo hacen, sus clientes extranjeros buscarán otros proveedores que sí cumplan con las reglas del tratado”, subrayó Sosa.
El rezago de las empresas poblanas frente al T-MEC tiene implicaciones directas en su acceso a los mercados internacionales. Las compañías que no acrediten su cumplimiento podrían quedar excluidas de contratos de exportación o enfrentar barreras comerciales. Por ello, Canacintra Puebla anunció la realización de un seminario técnico para orientar a sus afiliados sobre los requisitos del tratado y las estrategias para adaptarse.
“El objetivo es que las empresas comprendan qué significa estar alineadas, cómo demostrar el origen y cómo documentar sus procesos. Si no se actualizan, corren el riesgo de salir del mapa exportador”, concluyó el dirigente.
El desafío de fondo
El caso de Puebla refleja un fenómeno nacional: mientras México busca fortalecer su integración con América del Norte, una gran parte de su base industrial sigue sin las capacidades técnicas y administrativas necesarias para cumplir con los estándares del T-MEC. En el corto plazo, este rezago puede traducirse en pérdida de contratos, reducción de exportaciones y exclusión de cadenas de valor.
Para los industriales poblanos, el reto no es sólo adaptarse al marco regulatorio, sino hacerlo en un entorno donde los costos laborales y las nuevas disposiciones internas —como la reducción de la jornada laboral o el aumento de prestaciones— ya presionan los márgenes de operación. En este contexto, el cumplimiento del T-MEC no es una opción, sino una condición de supervivencia.

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