La propuesta de Claudia Sheinbaum para imponer el arancel máximo de la OMC a 1,463 productos redefine la política comercial de México y desata reacciones inmediatas en China.
CDMX — El gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum presentó una iniciativa que podría reconfigurar el comercio exterior de México: aplicar el arancel máximo permitido por la Organización Mundial de Comercio (OMC) a 1,463 fracciones arancelarias correspondientes a 17 sectores estratégicos. La medida, incluida en el Paquete Económico 2026, deberá ser aprobada por el Congreso durante 2025 y forma parte del Programa de Protección para las Industrias Estratégicas.
De aprobarse, el impacto sería inmediato: la medida cubriría importaciones por alrededor de 52 mil millones de dólares, equivalentes al 8.6% del total de las compras foráneas de México. En términos prácticos, los aranceles a la importación de automóviles aumentarían hasta un 50% —desde el rango actual de 15 a 20%—, mientras que las autopartes pasarían de un rango de 0 a 35% a uno de 10 a 50%.
Washington aplaude; Pekín reacciona
En la víspera, el gobierno de Estados Unidos felicitó públicamente a México por su decisión de imponer aranceles a países con los que no mantiene tratados de libre comercio. Para Washington, la iniciativa refuerza la tendencia de reconfiguración industrial en América del Norte y alinea a México con la estrategia estadounidense de contención comercial frente a China.
Sin embargo, la respuesta del gigante asiático fue inmediata. El Ministerio de Comercio de China anunció el 25 de septiembre de 2025 el inicio de una investigación formal sobre las medidas restrictivas mexicanas. De acuerdo con un comunicado oficial, el proceso se basa en los artículos 36 y 37 de la Ley de Comercio Exterior de la República Popular China y los artículos 12 y 35 de las Normas para la Investigación de Barreras al Comercio Exterior.
El documento subraya que, a partir de las pruebas y la información preliminar recabada, el gobierno chino considera que las nuevas disposiciones mexicanas podrían constituir barreras comerciales y afectar directamente a sus exportaciones. La investigación se centrará en determinar si los ajustes arancelarios propuestos por México vulneran los compromisos internacionales asumidos dentro del marco de la OMC.
Los sectores en la línea de fuego
Los productos incluidos en la investigación china corresponden a algunas de las principales cadenas de valor compartidas entre ambos países. Entre ellos se encuentran automóviles y autopartes, textiles, prendas de vestir, plásticos, acero, electrodomésticos, aluminio, juguetes, muebles, calzado, artículos de cuero, papel y cartón, motocicletas y vidrio. Estos sectores, que representan buena parte de la manufactura mexicana, son también los más expuestos a las tensiones derivadas de la nueva política arancelaria.
El alcance de los nuevos aranceles también podría alterar cadenas de suministro críticas que sostienen sectores de alta tecnología y manufactura avanzada. Aunque México no ensambla equipos como teléfonos celulares o dispositivos médicos, gran parte de las plantas que fabrican pantallas de televisión, autopartes, electrodomésticos y componentes electrónicos dependen de materiales, chips, circuitos y plásticos provenientes de Asia. Además, el sector farmacéutico y el de dispositivos médicos —que importan insumos, reactivos y componentes especializados— enfrentarían mayores costos y retrasos. De mantenerse el esquema propuesto, el país podría reducir su déficit comercial con China, pero a costa de encarecer su producción exportadora y erosionar parte de su ventaja en la cadena manufacturera norteamericana.
Fuentes del sector empresarial advierten que, si bien la medida busca fortalecer la producción nacional, podría generar presiones inflacionarias en el corto plazo y alterar las cadenas de suministro, especialmente en la industria automotriz y electrónica. En contraste, analistas en Washington consideran que la propuesta mexicana refuerza la tendencia de nearshoring y favorece la integración productiva regional bajo el T-MEC.
Un equilibrio incierto
La “ola mexicana” arancelaria coloca al país en un delicado punto de equilibrio entre sus dos principales socios comerciales. Por un lado, Estados Unidos celebra el endurecimiento de la política comercial frente a Asia; por otro, China activa sus mecanismos de defensa en la OMC. En el centro, México apuesta por una estrategia de protección industrial que podría fortalecer su soberanía económica o desatar una ola inflacionaria si los costos de importación se trasladan al consumidor.
El debate legislativo definirá si esta medida se convierte en un escudo de desarrollo o en una nueva fuente de tensión dentro del sistema comercial México versus China.

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