En 1950, doce años después de la muerte del quinto obispo de Veracruz, Rafael Guízar y Valencia, su exhumación reveló un suceso que marcaría la religiosidad popular del centro de Veracruz: el hallazgo de su cuerpo incorrupto, hecho que dio origen a una de las peregrinaciones más antiguas y multitudinarias de la región.
El 28 de mayo de 1950, el cabildo episcopal de Veracruz llevó a cabo la exhumación del cuerpo de Rafael Guízar y Valencia con el propósito de trasladar sus restos a la Catedral de Xalapa. El hallazgo sorprendió a los asistentes: el cuerpo del obispo se encontraba incorrupto, sin los signos naturales de descomposición. Durante varios días permaneció resguardado en el convento de las madres adoratrices, hasta su solemne traslado a la catedral el 7 de junio de 1950, evento que congregó a multitudes de fieles deseosos de presenciar el cuerpo del prelado.
Desde entonces, el fervor religioso en torno a Guízar y Valencia se consolidó como una tradición que trasciende generaciones. Para el mes de octubre, en vísperas de su onomástico, los habitantes de Teocelo y comunidades vecinas emprendieron lo que pronto se conoció popularmente como “la ida a Xalapa”: una caminata de fe que se realiza cada 23 de octubre, en la que peregrinos recorren kilómetros para llegar a la Catedral y visitar la tumba del obispo, con la intención de venerarlo, hacer una petición o cumplir una manda por un favor recibido.
Actualmente, esta peregrinación continúa viva. Cada año llegan a la catedral caminantes de municipios veracruzanos como Teocelo, Cosautlán, Xico, Ixhuacán, Ayahualulco, Jalcomulco, Tlaltetela, Coatepec, Perote y Altotonga, así como de localidades poblanas como Chilchotla, Quimixtlán y Patlanalán. Todos comparten una misma ruta y un mismo propósito: rendir homenaje al llamado “Obispo de los pobres”, cuya vida y obra siguen inspirando devoción.
Fotografía 1. Feligreses asistiendo en 1950 a visitar el cuerpo incorrupto de Guízar y Valencia. Tomada del libro Rafael, Obispo de Veracruz, de Rafael Armas Ríos.
Investigación: Carlos May González

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